Este martes han comenzado los que podrían ser los últimos exámenes de selectividad de la historia. La Lomce prevé terminar con esta prueba y las dudas de los centros y los estudiantes sobre qué ocurrirá el año que viene son constantes. El representante de la Universidad de Zaragoza en las Pruebas de Acceso a la Universidad (PAU), Fernando Zulaica, ha anunciado que en unos días se mantendrá una reunión a tres para decidir cómo se afronta esta reválida que, por cierto, está recurrida por el Gobierno de Aragón ante el Tribunal Supremo. En el encuentro estarán representadas la UZ y los departamentos de Educación y Cultura y Universidad del Gobierno de Aragón.

La Comunidad es la que debe decidir cómo hacer esta prueba, de la que la Universidad es ejecutora. El País Vasco, por ejemplo, ya ha anunciado que no realizará la reválida, a pesar de que la Lomce la fija como obligatoria, y que se mantendrá la selectividad.

De momento, y ante la falta de un marco de actuación claro, la Universidad de Zaragoza ha pactado con otras ocho instituciones académicas que utilizará las calificaciones de la reválida, o de la prueba que haga cada comunidad, como una suerte de selectividad: también puntuará sobre 14 y los porcentajes para calcular la calificación de acceso a los grados serán los mismos: 60% la nota media de Bachillerato y 40% la nota de la prueba.

Casi 1.200 estudiantes aragoneses se inscribieron para presentarse a la selectividad de septiembre. Algunos la hacen porque suspendieron en junio y otros para subir nota. Zulaica calcula que este año hay un centenar más de inscritos que estarían intentando mejorar sus calificaciones. Muchos quieren optar a grados biosanitarios, como Medicina.