Lambán: "El PSOE tiene que replantearse el proyecto nacional y luego el liderazgo"

El socialista Javier Lambán repasa su gestión en la DGA y los resultados del 26-J un año después de lograr la presidencia de Aragón con el apoyo de Podemos, CHA e IU.

El presidente aragonés, el socialista Javier Lambán, en el patio de Presidencia del edificio Pignatelli.
El presidente aragonés, el socialista Javier Lambán, en el patio de Presidencia del edificio Pignatelli.
Guillermo Mestre

Enviar al PSOE "al rincón de pensar" resulta menos arriesgado cuando se gobierna una Comunidad. El presidente Lambán, que se descubre relajado tras los resultados electorales, sabe que ha ganado autoridad en su partido y frente a Podemos como para permitirse ciertas licencias, pero sin sobrepasar nunca el límite que fijan el momento y la oportunidad. La conversación sobre el balance de su primer año de Gobierno se queda arrinconada cuando surge la política nacional.


¿Cuál es su valoración de los resultados del 26-J en España?

Con los retos que tiene este país, los de diciembre y ahora el ‘brexit’, quizás nunca ha necesitado tanto España un gobierno fuerte y quizás nunca va a haber un gobierno tan débil como el que se vislumbra. Era evidente que del 26-J no iba a salir un ejecutivo fuerte y firme. El escenario ha favorecido al PP pese a la corrupción. Eso sí, tiene toda la legitimidad para intentar formar Gobierno. Y el PSOE ha tenido un pésimo resultado.


Entonces, ¿defiende la tesis de Rajoy de gobernar con un acuerdo entre PP y PSOE?

Al PSOE siempre se le exige mucha más responsabilidad que al resto. La confrontación con el PP es muy profunda desde 2009. Se ha visto en esta campaña con las estrategias de los populares tratando de ningunear a los socialistas y dando aire a Podemos. Nunca quisieron acuerdos con el PSOE. Por eso, cualquier tipo de pactos con el PP cuesta muchísimo de asimilar.


Pero hay barones socialistas que ya está pidiendo la abstención para la investidura de Rajoy. ¿Esta postura la ve oportuna?

En este momento, no. De ninguna manera. El PP tiene que buscarse apoyos en su ámbito ideológico. Y el PSOE tiene que retirarse al rincón de pensar y volver con un proyecto nuevo que le permita reconectar con una mayoría social.


Ha dicho en este momento, ¿eso quiere decir que puede cambiar en uno o dos meses?

No veo motivos para que la postura del PSOE tenga que cambiar. Ha perdido las elecciones y se tiene que ir a la oposición. Siempre hemos sido responsables con España y el mejor servicio que le puede prestar en este momento es recomponernos para volver a ser un partido fundamental en la gobernanza de este país.


¿Y puede permitirse el lujo de dejar pasar la oportunidad de hacer un pacto de Estado aunque sea con la abstención?

Una cosa es apoyar la investidura y otra cosa es llegar a grandes pactos de Estado en todos los ámbitos y en asuntos como Cataluña o Europa. Para eso no hacen falta acuerdos de investidura. Esa postura del PSOE siempre ha estado encima de la mesa. Fue Rajoy el que no quiso pactar con Rubalcaba.


Con los resultados del 26-J y el escenario político actual, ¿cree oportuna la salida de Pedro Sánchez como líder del partido?

Este debate no se puede plantear así. El PSOE ha demostrado que tiene nervio y que tiene músculo para afrontar crisis y malos momentos, como en el que estamos ahora. Ahora debemos debatir desde la serenidad para volver a ser capaces de conectar con una mayoría social y tener aspiraciones serias de gobernar España.


¿Y en ese replantearse muchas cosas, está también el liderazgo de Pedro Sánchez?

Está afrontar un debate sobre el proyecto político y a continuación el del liderazgo del partido a través de los mecanismos establecidos en un congreso. En estos momentos, cualquier debate sobre la idoneidad o no de Pedro Sánchez tergiversa y pervierte el debate que tenemos que hacer. Por lo tanto, yo no voy a entrar en ese terreno.


¿Eso implica también un debate sobre el liderazgo, no?

Primero hay que hablar del proyecto político y hacer una autocrítica seria y profunda. Tenemos que recuperar el perfil de partido con un proyecto nacional y con una idea clara de la unidad de España. En definitiva, hay que replantearse el proyecto. Y acabada esa fase, habrá que hablar de liderazgo. Ese liderazgo tiene que responder al proyecto político que decidamos los socialistas tras un intenso debate y que encaje las autonomías con una visión de Estado y con una clara apuesta europeísta y socialdemócrata. Pero insisto, el debate tiene que ser el del proyecto político y no anteponer el de los nombres.


¿Y por qué no se ha hecho antes?

Seguramente porque cuando perdimos las elecciones de 2011 nos fuimos a un congreso en Sevilla en el que apenas se habló de política y fue una lucha a muerte entre Carme Chacón y Alfredo Pérez Rubalcaba y nos olvidamos de lo esencial. Es verdad que en 2013 hicimos un esfuerzo muy importante con la Declaración de Granada y la Conferencia Política, con unos documentos espléndidos que deben ser la base del debate actual. Pero tras perder la europeas en 2014 entramos en una vorágine de congresos y procesos electorales en los que solo se discute de nombres. Es decir, que tenemos pendiente el debate político desde 2010.


¿Y en Aragón hay que replantearse lo mismo, sobre todo en Zaragoza capital, porque los resultados del 26-J son engañosos y no hubieran sido iguales si CHA hubiera pactado con Unidos Podemos?

Han sido elecciones generales, pero desde el punto de vista aragonés tenemos algunos factores positivos, como dos puntos por encima de la media del voto y hemos crecido respecto al 20-D. Pero habrá que hacer el mismo proceso que a nivel estatal.


¿Pero suben por méritos propios o por desméritos de otros?

Siempre es una combinación, porque el juego político es ese.


¿No cree que el desgaste de Podemos e IU por la gestión de ZEC en Zaragoza ha sido determinante para que el PSOE mejorara?

No es el momento de entrar a valorar a otros partidos. Hay que bajar la tensión y que cada uno reflexione.


Usted fue muy duro en campaña contra ZEC y contra el alcalde Pedro Santisteve.

Nosotros pusimos en valor el modelo de gestión del PSOE en la Comunidad, donde gobernamos con CHA, con el de otras opciones políticas. El PSOE podía exhibir buenas maneras de gestión en las instituciones donde gobierna en Aragón frente a otras formas, como es el caso del Ayuntamiento de Zaragoza, para que los ciudadanos pudieran comparar.


Un año después de su llegada al Gobierno, la economía aragonesa no termina de arrancar, ¿qué está pasando?

La economía aragonesa evoluciona razonablemente bien. Los indicadores superan la media nacional, aunque a todos nos gustarían que fueran mejores. Los datos sobre empleo, creación de sociedades mercantiles o la exportación han subido. Eso se debe a que desde el Gobierno se han facilitado medidas y sobre todo no se han puesto trabas para que eso sucediera. En los presupuestos, las partidas de inversión y de fomento económico son inferiores a las de ejercicios anteriores, pero son más realistas y se están ejecutando, no como antes.


En los últimos doce meses, la inversión pública no ha existido.

En los pactos de investidura optamos por priorizar las políticas sociales, que también son inversión y no solo gasto. El objetivo es el equilibrio en las cuentas y en materia fiscal. Eso nos permitirá ampliar inversiones y las medidas para impulsar la creación de puestos de trabajo. Lo que hemos hecho es elaborar una presupuestos reales y cumplirlos, lo que no hizo el anterior Ejecutivos.


¿Y cómo explica que las listas de espera sanitarias no bajen y 14.000 dependientes estén sin recibir la prestación?

¡Hombre!, en un año no se pueden pedir milagros. Hemos cambiado la tendencia. Las listas de espera van a la baja y cada vez se incorporan 250 nuevos dependientes mensuales. Cuando llegamos al Gobierno, cada mes 150 personas dejaban de recibir la ayuda. El cambio es evidente.


Eso se debe a la subida de impuestos que usted aplicó, ¿va a volver a subirlos?

No, porque lo hicimos para situar a Aragón en la media de las autonomías respecto a la presión fiscal. Ya estamos, así que no sería razonable buscar otra subida de impuestos en la Comunidad.


¿Se compromete a no subir los impuestos en lo que queda de legislatura?

Sí. No habrá subidas de impuestos en los próximos ejercicios, a pesar de que los escenarios que se avecinan son preocupantes, como el compromiso de Rajoy con la UE para aplicar más ajustes, con el agravante de que volverá a incumplir el déficit. A eso se sumarán las consecuencias del ‘brexit’ y la caída del crecimiento del PIB. Por lo tanto se complica la reforma del sistema de financiación autonómica, que es la clave para solucionar los problemas. La reforma fiscal de 90 millones es un parche. No sería razonable ir más allá.


¿Y si Podemos lo impone?

No lo aceptaríamos.


¿Cómo es su relación con Podemos tras las confrontaciones y su negativa a un pacto de legislatura?

Un acuerdo a Podemos, que en el mejor de los casos podría ser de legislatura, lo llevo ofreciendo desde el principio. Hicimos unos acuerdos de investidura que se cumplen de forma bastante cabal. Ahora hay que plantearse nuevos horizontes de acuerdos.


¿Y les planteará entrar al Gobierno?

A estas alturas no sería razonable que se abriera el Ejecutivo, porque no hay motivos objetivos. Ellos tampoco han planteado nunca una coalición de gobierno.


En todo caso, la estrategia del PSOE federal es aislar a Podemos, lo que no casa con su propuesta en Aragón.

En el ámbito nacional, el PSOE no está modificando sustancialmente su relación con Podemos. De hecho, no existía relación. El PSOE está buscando su espacio en la política nacional y está redefiniendo su proyecto político. Eso no tiene que ser contradictorio con seguir en Aragón la pauta que permitió formar Gobierno. Cambiar ahora no añadiría estabilidad. Una cosa es un acuerdo de investidura y otra plantear asuntos que necesitan pactos de Estado con todos.


Ya ha pactado con el PP antes.

Claro. Y en los próximos años habrá que llegar a más acuerdos con el PP en materia de reformas de la administración, una ley de ciencia, medidas económicas y de emprendimiento, un pacto por la educación, la política hidráulica… De hecho hay asuntos que no tienen razón de ser sin los populares. Mi propuesta a Podemos no excluye a nadie.


Sobre el pacto de legislatura, Podemos ya ha dicho que no.

Bueno. Estamos en pleno proceso de digerir los resultados electorales del 26-J. Los argumentos para negarse a negociar no son sólidos, sinceramente. Y en ciertos aspectos y acusaciones personales sin base y con criterios muy subjetivos, son desproporcionados.

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