Aragón registró 3.000 muertes más que nacimientos en 2015

Es el saldo vegetativo negativo más amplio de la última década. 2008, único año en positivo.

Los hallazgos sugieren que algunas mujeres pueden no necesitar seguir con las recomendaciones clásicas de esperar varios meses.
Una mujer embarazada.

Los movimientos naturales de la población aragonesa han ido evolucionando a lo largo de los años, pasando de positivos (antes de 1986) a negativos (en la actualidad). Sin embargo, hacía más de una década desde que se registró un descenso tan importante como el de 2015. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2015 en Aragón nacieron un total de 11.330 bebés, mientras que fallecieron 14.328 personas; esto implica que el crecimiento negativo llegó hasta los 2.998 habitantes. “Desde hace años existe un problema de natalidad en la comunidad, ya que cuando un país alcanza elevados niveles de desarrollo se produce un descenso en el número de nacimientos”, especifica Carlos Gómez Bahíllo, profesor de Sociología de la Universidad de Zaragoza.


Asimismo, recalca que, al mismo tiempo, la mujer se incorporó al mercado laboral, por lo que sus expectativas ya no solo se centraban en ser madre y formar una familia. Ahora el aprendizaje y el desarrollo profesional son muy importantes. De este modo, “unido a la actual crisis económica”, se va retrasando la edad de tener hijos y el número de ellos. Prueba de ello, es que, según los datos facilitados por el INE, la edad media para tener el primer descendiente ha pasado en Aragón de los 28,64 años en 2003 a 32,41 en 2013.


Durante esta última década, el número de alumbramientos ha variado de manera considerable, aunque ahora se sitúa en unas cifras similares a las de 2005. En aquel momento se registraban más de 11.600 nacimientos y en 2015 son 11.330. Sin embargo durante este tiempo se llegaron a rozar los 14.000 nacimientos en 2008, único año en el que el crecimiento vegetativo fue positivo. Este hecho se produjo gracias a la llegada de inmigrantes, que desde hacía unos años decidían establecer su residencia en la comunidad aragonesa. 


No obstante, esta situación ha cambiado de manera importante. Muchos de los que estaban se han ido y los que continúan viniendo a Aragón, lo hacen en menor medida y su país de procedencia es muy diferente al de los tiempos de bonanza. En el últimos años ha descendido el número de ecuatorianos y senegaleses, mientras que se ha incrementado el de europeos. “A la natalidad le ha afectado tanto la llegada de inmigrantes, que provocó importantes incrementos; como la crisis económica, que está haciendo que muchas parejas se planten la opción de tener un solo hijo”, sostiene el sociólogo.


Otro de los problemas para incentivar la natalidad es “la disminución de la población joven y que biológicamente tiene posibilidades de procrear”. Este grupo de edad “intermedia” cada vez es más reducido debido a que entre finales de los 80 y 90; el número de nacimientos se redujo a poco más de 9.000 al año.




A pesar del descenso paulatino en el número de menores que nacen en Aragón desde 2008, realmente el mayor cambio de tendencia se ha producido con el incremento de la mortalidad. En esta década, se producían entre 12.700 y 13.700 fallecimientos al año; pero este 2015 se han superado los 14.300, provocando que el saldo vegetativo haya registrado uno de sus mínimos históricos. “La sociedad aragonesa está envejecida (más de 100.000 personas superan los 80 años), por lo que es normal que estas personas vayan falleciendo”, explica Gómez.


De hecho la perspectiva es que los índices de mortalidad sigan creciendo en los próximos años, producto del elevado número de nacimientos que hubo en los años 30. “Otro aspecto que también puede incidir en la mortalidad es la disminución de la calidad de vida a consecuencia de los recortes que se han producido en el sistema sanitario”, subraya Gómez.


Como consecuencia de todo esto, este año se ha producido el mayor descenso vegetativo de la última década (estas cifras tan elevadas tan solo se habían registrado durante cinco años a finales de los 90, cuando bajó la natalidad y todavía no había grandes índices de inmigración). La única opción para volver a recuperar la senda positiva es que “vuelva a producirse un incremento de la población inmigrante y mejore la situación económica”.

¿Qué efectos tiene?

A primera vista puede no parecer algo significativo que la balanza generacional continúe siendo negativa, pero los efectos a largo plazo son considerables, es especial para la sostenibilidad del actual sistema de pensiones. Las pensiones de aquellos que en estos momentos están en activo correrán peligro, ya que mientras que en anteriores generaciones se tenían dos y tres hijos por pareja, ahora la cifra se ha reducido a uno o dos de media.


Además, la escasa natalidad de algunas comunidades autónomas ya no es algo que se compense con el mantenimiento o mejora de otras, puesto que este año también se ha producido un hecho significativo: por primera vez desde 1941 se han registrado en España más fallecimientos que nacimientos. No obstante, hasta nueve comunidades todavía mantienen un saldo vegetativo positivo. Entre ellas destacan Madrid (17.912), Andalucía (8.546), Cataluña (4.817) y Murcia (2.174). Por el contrario, Asturias (-7.089), Castilla y León (-11.883) y Galicia (-12.269) tienen unos saldos más negativos que Aragón.

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