Las casas rurales frenan sus aperturas a la espera de la nueva regulación

El sector negocia con la DGA un texto que clasificará los establecimientos por espigas antes de fin de año.

Una casa rural en Sabiñánigo, en una imagen de archivo
Una casa rural en Sabiñánigo, en una imagen de archivo
Heraldo

Las casas rurales de Aragón y la DGA negocian estos días la nueva normativa que regulará este sector turístico, previsiblemente, antes de que acabe el año. Este mismo jueves tiene lugar un nuevo encuentro entre las partes, donde también participan varias comarcas, para avanzar en un texto que clasificará los establecimientos por categorías.


En concreto, el objetivo es aplicar cinco niveles, tal y como hacen los hoteles, pero mediante espigas en lugar de estrellas. Como consecuencia, las aperturas de nuevas casas se han frenado, a la espera de conocer los detalles concretos de la ley, tal y como señala el presidente de Faratur, Jesús Marco. “La diferencia de cuatro espigas a cinco puede estar en medio metro más de superficie en una habitación doble”, explica, por lo que “la gente está esperando a conocer el proyecto definitivo”.


Por su parte, desde el Gobierno autonómico recuerdan que hay una comunicación continua con el sector y que “desde la Dirección General de Turismo se ofrece asesoramiento a quien lo necesite”.


En la actualidad hay ya más de 1.400 casas rurales en la Comunidad, un modelo de negocio en auge durante los años de la crisis económica, y la intención del sector es que la nueva normativa no afecte a las que ya están en funcionamiento.


Para hacerse a una idea, en estos momentos se están negociando aspectos como la altura del inmueble, el tamaño de las ventanas, o la población mínima del municipio hasta la cual se consideraría al negocio como casa rural (actualmente fijado en 1.000 vecinos).

Un modelo francés

La iniciativa de regular las casas rurales proviene del año 2000, cuando la asociación nacional Asetur, que también preside Marco, propuso una unificación de criterios en todo el país. “La Administración no nos hizo caso entonces, y en 2007 decidimos copiar las bases de clasificación del modelo francés, las adaptamos a España y las sacamos adelante”, relata.


Las primeras comunidades en aprobar una ley autonómica de acuerdo a estos criterios fueron Castilla y León y Cataluña, y el resto, como Aragón, ya las están elaborando. “Este año la tendremos seguro, pero lo hemos querido hacer con tiempo y bien”, comenta Marco.


La clasificación propuesta contempla hasta 300 aspectos a valorar, y de su análisis se aplica la categoría correspondiente. Asetur ofrece algunos ejemplos en su web, donde se miden características como el equipamiento de la cocina, el número de baños, el aislamiento de las paredes o su integración en el entorno.


En la actualidad ya hay más de 1.200 casas rurales clasificadas en España, la mayoría con 3 o 4 espigas. Por ejemplo, tan solo hay cuatro establecimientos de la máxima categoría, y dos de la mínima.

Salida laboral

El turismo rural en Aragón es un sector en auge. Así lo señalan las cifras de establecimientos registrados. Si en la actualidad se superan las 1.400 casas en la Comunidad, al comienzo de la crisis económica eran 836. Los peores años de tasa de paro han llevado a muchos desempleados a convertirse en emprendedores turísticos en busca de una salida laboral.


Aún así, en España hay censados unos 14.000 alojamientos rurales, todavía lejos de los 27.000 que ofrece Francia a sus turistas. Además, según las estimaciones de Faratur, apenas el 15% de los propietarios de uno de estos negocios se dedica a él en exclusiva. El resto lo complementa con alguna actividad paralela como restauración o deportes de aventura.

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