Meditar actúa sobre el ADN, causa cambios en el cerebro y mejora la agudeza visual

El investigador Javier García Campayo mostró las conclusiones del estudio sobre el impacto de la meditación en la salud.

La oftalmóloga Elena García Martín junto al investigador Javier García Campayo.
La oftalmóloga Elena García Martín junto al investigador Javier García Campayo.
Aránzazu Navarro

Casi todo el mundo considera que meditar es bueno o que, al menos, no hace daño. Pero ahora, investigadores y médicos del Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud han probado científicamente que hacer ‘mindfulness’ de manera continuada (una práctica basada en la meditación y la atención plena) causa cambios estructurales que alargan la esperanza de vida. También mejora la agudeza visual.


El investigador Javier García Campayo explicó ayer las conclusiones de un estudio publicado por prestigiosas revistas internacionales que muestra que meditadores de larga duración (entre 8 y 10 años de práctica) tienen mayor esperanza de vida. Sus telómeros (compuestos de ADN y proteínas) son más largos, algo que está estrechamente vinculado a la longevidad. Por otra parte, Elena García, oftalmóloga del Servet, presentó otro estudio que refleja que la meditación Zen se asocia a mejor agudeza visual (especialmente en el contraste y la sensibilidad a este).


Aragón, y el grupo que lidera García Campayo, es uno de los bastiones mundiales del ‘mindfulness’. Del 8 al 11 de junio se celebrará el III Congreso Internacional de esta práctica en Zaragoza, al que asisten los mayores expertos, y ya ha agotado todas sus plazas (tenía reservadas unas 600).

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