El campo pierde más de 200 millones en ingresos en Aragón por el veto ruso y los bajos precios

Desde que en 2013 el sector primario firmara uno de sus mejores años, la inestabilidad ha dado al traste con los precios de los productos aragoneses.

Protesta protagonizada por fruticultores aragoneses en el verano de 2014 para denunciar las medidas por el veto ruso.
Protesta protagonizada por fruticultores aragoneses en el verano de 2014 para denunciar las medidas por el veto ruso.
P. P.

El sector primario aragonés cotiza a la baja. Y no es porque su producción o la calidad de la misma haya caído, sino por una serie de factores externos que ha llevado a muchos de los cultivos y las mercancías ganaderas de la Comunidad a tener en los últimos dos años los precios más bajos que se recuerdan desde la llegada del euro.


En números enteros la producción agraria aragonesa ha pasado de suponer 3.430 millones de euros en 2013 -cuando muchos cultivos, especialmente los cerealistas, tuvieron un gran rendimiento- a 3.140 este 2015, según el balance anual realizado por la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón (Uaga). Sin embargo, de este descenso, más de 200 millones de euros responden únicamente a dos subsectores, el frutícola y el porcino, los dos que precisamente más habían crecido en el último lustro.


Por el camino y como explicación de este descenso aparecen dos motivos principales según las organizaciones agrarias. El más visible de ellos, el veto ruso impuesto por el Kremlin en 2014, pero también, la continua caída de los precios que reciben los agricultores y ganaderos por sus productos, que llevan dos años sin salir de un umbral donde apenas da para cubrir costes a muchas explotaciones.


En lo que respecta al sector frutícola, en 2015 sus ventas dejaron en la Comunidad 166 millones de euros, nada que ver con los 275 que se vieron en la campaña de hace solo dos años. En esta sentido también ha tenido mucho que ver la producción, que ha caído un 15% en este tiempo después de que algunos agricultores cambiaran de cultivos o que las inclemencias meteorológicas mermaran muchas producciones, como por ejemplo la del melocotón de Calanda este año. Sin embargo, esta menor producción no es equivalente al descenso que han sufrido los ingresos, que han caído hasta un 40%. Es decir, pese a obtener menos fruta, la que hay se sigue pagando menos que unos años atrás.


Los sindicatos agrarios no han dejado de reclamar en este tiempo medidas que palíen este aspecto, del que en buena parte culpan a los grandes distribuidores y al clima de un mercado internacional donde el portazo ruso ha comprimido el margen de maniobra de todos los exportadores. Sin ir más lejos, la semana pasada era UPA la que situaba la renta de los agricultores de la Comunidad en un nivel similar al de hace 15 años fruto de los pocos réditos que obtienen por su trabajo.


Pese a esto, hay cierta mejoría con respecto a lo que se vio en el 2014, cuando los precios de muchas frutas y hortalizas tocaron fondo en la última década, notándose este año un ligero repunte en lo que reciben los agricultores, que, sin embargo, no ha servido para mejorar en demasía la situación.


“La demanda de fruta ha sido muy elevada, en una campaña en que la producción final está por debajo de las previsiones iniciales, pero no se ha cumplido la ley de la oferta y la demanda. La venta de producto ha sido fluida, pero los precios no han sido los esperados. No se comprende el comportamiento del mercado, ya que esta campaña se ha apreciado una elevada demanda y una gran fluidez de ventas, pero los precios no han sido acordes a la situación de mercado”, analizan desde Uaga.


También desde Asaja se incidió al finalizar el año pasado que "hay un desencanto importante en cuanto al nivel económico y al estado de ánimo, y hay que resaltar que el futuro cada vez lo vemos más negro e incierto".


En el lado opuesto a esta tendencia se enmarca el particular 'boom' que ha tenido la almendra en los últimos dos años, ampliándose sus hectáreas y su producción gracias al buen precio al que se paga este fruto seco por el déficit internacional.


Frente a este vaivén continuo de los precios, los sindicatos agrarios reclaman mayores medidas, y sobre todo, “más ágiles” por parte de Europa, a la hora de habilitar retiradas de frutas cuando surgen problemas externos como el del veto ruso, además de fomentar la Ley de Cadena Alimentaria, que garantice en mejor medida que los productos que salen del campo no multipliquen varias veces su precio hasta llegar al supermercado sin que esta plusvalía se note, aunque se mínimamente, en los bolsillos del agricultor.

El sector porcino, más producción pero menor precio

El otro gran subsector que se ha visto atenazado por los precios en 2015 ha sido el sector porcino, un negocio al alza en los últimos años -solo el año que acaba de finalizar la producción en Aragón aumentó un 29%- donde la Comunidad ocupa el segundo puesto en la producción nacional cada vez más cerca de Cataluña, que lidera el ranking.


En las granjas de cerdo el final del año llegó con una fuerte caída de precios debido a la sobreproducción que se ha dado en toda Europa, algo que ha llevado a tener pérdidas a muchas explotaciones durante los meses finales. Sin embargo, la situación no parece ser tan dramática como en la fruticultura debido precisamente a los buenos mimbres construidos durante los últimos años.


Con todo, el sector porcino, el más importante del campo aragonés, descendió el año pasado sus ingresos en 145 millones de euros a pesar de producir más. Un panorama que también sufren otros mercados ganaderos como el avícola o el de la carne de conejo, cuyos productores, tras varios años de retroceso protagonizaron en 2015 varias protestas contra las grandes empresas de distribución al considerar que utilizan sus productos como reclamo en los lineales de los supermercados al venderse a precios que han puesto contra las cuerdas a muchas explotaciones.

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