Fuentes consultadas por este diario reconocieron que los equipos directivos y los departamentos educativos van contrarreloj para tomar decisiones y aseguraron que les está faltando tiempo para reunirse y analizar "de forma meditada y reflexiva" qué materiales curriculares cambian. Asimismo, explicaron que aún no les han llegado las propuestas de todas las editoriales para poder decidir y seleccionar los libros, por lo que se temen que, dadas las fechas, los posibles cambios se demorarán.

Y estos cambios se harán sobre todo en bachillerato, apuntaron, cuyo 1º se modifica el curso próximo con la implantación de la Lomce e introduce materiales diferentes a los que se utilizan hasta ahora: "Si podemos aprovechar lo que ya hay, lo haremos", aseguró ayer la directora de un centro de secundaria aragonés.

A la premura de tiempo se une la incertidumbre sobre lo que ocurrirá en unos meses con la reforma educativa que plantea la Lomce y el futuro que espera a esta norma. "No podemos decir a las familias que se gasten cientos de euros en unos libros nuevos para ajustarnos a la Lomce y que luego se aplace su implantación o acabe derogándose la ley", argumentaron.

Por su parte, desde la Asociación Nacional de Editores de Libros y Material de Enseñanza (Anele) se recordó ayer que un nuevo currículo, un cambio de modelo educativo, obliga a adaptar los libros de texto, "aunque la decisión última de cambiarlos la toman siempre los profesores", reconocieron. En opinión de esta asociación, las modificaciones que introduce la Lomce no son tanto de contenido como de presentación de los materiales, de modificación en la aplicación de algunos criterios, etcétera. Por lo que en su opinión, "todos los cursos en los que se implanta la Lomce y se cambian estos criterios deben cambiar también los libros". Asimismo, se quejaron de la postura tomada en algunas comunidades en las que se está instando desde la administración a no cambiar los libros.