2014 fue el primer año desde el comienzo de la crisis en el que las ventas del comercio minorista acabaron creciendo en el conjunto nacional con respecto al ejercicio anterior. Sin embargo, esta mejora en los datos, tan importante si cabe en lo anímico como en lo puramente económico, aún no ha acabado de llegar a Aragón.

La Comunidad aragonesa encabezó durante el año pasado los datos negativos de los índices de comercio al por menor que ha cerrado el Instituto Nacional de Estadística durante este mes de febrero. En concreto, solo cinco comunidades (Aragón, Asturias, Madrid, Castilla y León y Galicia) acabaron el año con peores datos globales que el 2013 en lo que respecta a las ventas del comercio local. Grupo que rompe la tendencia mantenida por las otras autonomías y el conjunto nacional -donde las ventas subieron un 0,9%, el primer crecimiento desde el año 2007- y que lidera Aragón con una caída del 2,5%.

Para los comerciantes, la explicación a este retraso en notar la recuperación de sus vecinos de otras comunidades se basa principalmente en los tiempos. “La crisis llegó más tarde a Aragón, y se está notando que la posible salida de la misma está tardando más en percibirse”, explica Vicente Gracia, secretario general de la Federación de Comercio y Servicios de Zaragoza, que no obstante se muestra optimista y espera que los primeros índices de 2015 confirmen “la percepción de que el consumo va mejorando”, que los comerciantes esperan que llegue como agua de mayo.

No en vano, en lo que respecta al mes de diciembre, las ventas navideñas en la Comunidad crecieron por primera vez desde 2009 con respecto al año anterior. “La campaña navideña fue buena en términos generales, ahora falta que los resultados de las rebajas también confirmen la misma tendencia, aunque sí que es cierto que si se mantiene esta mejoría será a costa de que se han puesto unos precios muy agresivos”, explica.

Además, Gracia señala que la subida en el conjunto del país también llega condicionada por el tirón en las ventas que han tenido algunas de las comunidades que reciben más turistas -Baleares, Canarias y Cataluña lideran el alza nacional- mientras que en las autonomías del interior “la recuperación es aún tímida”, debido a que el consumo interno no ha acabado de despegar. “El mes de febrero va a ser fundamental para ver si se ha reactivado el consumo o no. No es un buen mes, pero se notará en el bolsillo la rebaja del IRPF, lo que tendría que ser un pequeño revulsivo con respecto a otros años”.

A la espera de que se confirme la línea alcista, la sensación general es que “lo peor ya ha pasado”, después de que durante el 2014 ya se frenara la sangría de cierres -más de 200 cada año-, que durante los primeros años de la crisis afectó al pequeño comercio, así como la pérdida de puestos de trabajo. En la actualidad hay 22.785 autónomos del comercio en Aragón , unos mil más que los que había hace apenas año y medio, cuando las cifras de empleo tocaron fondo tras perderse casi 3.000 trabajos por cuenta propia en el sector.

El comercio de los barrios, al que más le está costando arrancar

Pero como en todo, la estabilidad en el comercio también se diferencia según los barrios. La reducción del consumo ha afectado especialmente a aquellos negocios que se localizan fuera del centro de las ciudades. Sin ir más lejos, en Zaragoza se estima que hasta el 30% de los comercios de distritos como el de San José han bajado la persiana para siempre, al tiempo que en el centro de la capital las franquicias han ido ganando progresivamente locales a las tiendas tradicionales.

En uno de los barrios con más presencia comercial, en Delicias, sus comerciantes aseguran que “aún no se está notando” tampoco la reactivación del consumo. “Lo que ocurre ahora es que los ciclos habituales del comercio se han perdido. Los meses que antes eran fuertes ahora no lo son tanto, y por el contrario, una época que podía ser más floja te puede acabar saliendo bien”, explica David Sanjuan, presidente de la Asociación de Comerciantes de Delicias, quien opina que esta tendencia denota que los consumidores aún no han recuperado la confianza anterior a la crisis.