"En Colombia tengo buen trabajo y estoy con mi mujer, en España sólo había empleos temporales"

Emilio Anadón, zaragozano de 53 años y protésico dental, se fue a Colombia por amor y por la crisis.

Emilio Anadón y su mujer, Ruth Orduz, en Colombia
"En Colombia tengo buen trabajo y estoy con mi mujer, en España sólo había empleos temporales"

La vida da muchas vueltas en cinco años, y la de Emilio especialmente. En 2010, cuando le entrevistamos en la sección 'Los lunes al sol', Emilio Anadón, protésico dental, estaba en paro y esperando que se resolvieran los papeles de su matrimonio con su mujer colombiana. Ahora vive en Bogotá, trabaja, está pensando montar su propia empresa y tras cuatro años consiguió que el consulado tramitara su matrimonio.


"La gente ha dejado de ir al dentista por la crisis", contaba Emilio en 2010. Él llevaba treinta años trabajando como protésico dental para distintos laboratorios y no se podía imaginar que la crisis afectara tanto a su sector. A él lo despidieron en 2008 y después sólo consiguió trabajos temporales. El dinero del paro apenas le llegaba para pagar el alquiler y la pensión de sus dos hijos de un matrimonio anterior.


"En octubre de 2011 decidí viajar a Colombia para reunirme con mi mujer, Ruth, y porque en España sólo me salían trabajos temporales. Al poco de llegar ya comencé a trabajar de protésico dental, primero en un barrio marginal y luego en un centro de salud dental del centro de Bogotá", cuenta Emilio.


Tiene un buen trabajo y un buen sueldo: cobra un millón y medio de pesos al mes (equivalente a 500 euros), tres veces el salario mínimo. Su mujer es contable. Ahora Emilio está montando su propia empresa, un laboratorio en el que trabajarán dentistas y odontólogos. También colaborarán con entidades humanitarias para dotar de prótesis dentales a personas con pocos recursos económicos.


Tanto en España como en Colombia, Emilio participa en movimientos sociales y políticos. Ahora colabora con el partido izquierdista Unión Patriótica. "Aquí la militancia es dura. Sólo este año pasado asesinaron a más de 150 miembros del partido, supuestamente los paramilitares", cuenta.


Para Emilio, lo más duro de su experiencia fue tener que embarcar a su madre -gravemente enferma- con él. Ella murió en Colombia deseando volver a España. Y echa mucho de menos a sus hijos, de 14 y 18 años, que viven en Zaragoza. En Navidades, Emilio y Ruth viajaron a Zaragoza para estar con ellos. Y confía en que el próximo verano puedan ir ellos a Colombia.


Desde la distancia ve que "la situación en España mejora un poco pero siempre a costa de los trabajadores, con menos sueldos, menos bienestar y más impuestos", afirma. Sus planes de futuro son seguir trabajando y viviendo en Colombia. Cuando se jubilen, a Ruth y a él les gustaría ir a vivir a una casita que han comprado en el campo.