Y por fin llegó la nieve

Las cinco estaciones de esquí alpino del Pirineo aragonés más las dos de Teruel, se lanzan desde este fin de semana, con más de 100 kilómetros en su conjunto, a una nueva temporada para seguir siendo referencia de este deporte en España.

Una de las pistas de Aramón Formigal, con la nieve esperando ya a los esquiadores
Y por fin llegó la nieve
Aramón

Las fuertes precipitaciones en forma de nieve del pasado 4 de noviembre en el Pirineo abrieron de par en par la ilusión por una nueva temporada de esquí. Los cañones se pusieron a funcionar para darle más grosor al ‘oro blanco’. Y los valles se contagiaron de la ilusión. No era para menos. Según un estudio de la Universidad Pompeu Fabra y Esade cada euro invertido en un forfait de esquí supone un gasto adicional de 6, a los que hay que añadir 5,37 adicionales en concepto de impacto inducido. Esto supone que por cada euro gastado en un forfait de esquí se consigan 11,37 euros de retorno.


Esta temporada tiene un componente nostálgico y otro de orgullo en el Pirineo aragonés. El primero corresponde a los 50 años de la estación Aramón Formigal, motor económico del valle de Tena, y el segundo a Aramón Cerler, recientemente galardonada como el mejor centro invernal de España en uno de los lugares más emblemáticos del mundo del esquí alpino, en Kitzbuhel (Austria). Romper con que España es un país de sol y playa es primordial y ubicar a Aragón como territorio de montañas y nieve un filón turístico por explotar al norte y este de los Pirineos.


Desde esa nevada del 4 de noviembre, las estaciones y la hostelería vivieron pendientes del cielo. El denominado ‘puente de los navarros’, el sábado 29 de noviembre con san Saturnino copatrón de Pamplona y se encadena con el 3 de diciembre, día de San Francisco Javier, cogió con las pistas sin manto nivoso alguno. Las lluvias desde mediados del pasado mes y la subida de temperaturas mutaron el blanco de las laderas en colores ocres.


La pasada semana, una borrasca de sur levantó el ánimo, empezó a despejar dudas y alojar la esperanza. Tan solo Cerler pudo abrir la parte más alpina de la estación –Gallinero– ­ aunque el temido viento jugó a la contra. No obstante fue en el inicio de esta semana cuando la borrasca descargó con fuerza. Y así, con suelas enceradas y cantos afilados este fin de semana es el del banderazo de salida con todos los centros invernales de esquí alpino aragoneses abiertos.


Candanchú y Astún, en el valle del Aragón, las tres estaciones de Aramón en el Pirineo –Cerler y Formigal-Panticosa– más las otras dos que el holding tiene en Teruel –Javalambre y Valdelinares­– capitalizan el esquí alpino y focalizan a la mayor parte de los practicantes del deporte blanco, aunque cada vez son más los que se decantan por el fondo, donde Aragón, también destaca por circuitos enclavados en espectaculares territorios con el Pirineo como singular lienzo. El objetivo, pasar del millón de esquiadores pese a que esta campaña es corta ya que la Semana Santa de 2015 es a principios de abril.


Y una temporada más, pese a la crudeza de la crisis económica, las inversiones no se han orillado en un sector económico importante para el PIB aragonés. La nieve crea puestos de trabajo, mantiene servicios y vida en los pueblos. Es imposible desligar la actual situación de los valles con centros invernales al ‘oro blanco’.


Entre las novedades más potentes que encontrarán los esquiadores destaca la nueva pista de Panticosa ­–Estrimal– que permitirá descender hasta la base del centro invernal. Es más, se puede encadenar un recorrido que parte desde la negra de ‘La Bandera’ hasta el final de ‘Estrimal’ por pistas de varias dificultades en un recorrido sumamente atractivo. La singularidad de esta temporada en el valle de Tena es que sus dos estaciones de alpino estarán conectadas por medio de un ‘ski-bus’. Aramón Cerler, por su parte, estrena ‘El bosque encantado’, pista tematizada y dirigida a familias con niños pequeños. Candanchú ha habilitado una nueva terraza de 300 m² en la cafetería de Pista Grande.


En Teruel, Aramón Valdelinares duplica su superficie esquiable hasta los 14 kilómetros gracias a tres nuevas pistas –­Bujarones, Monegro y Chaparrilla– que se estrenan en esta temporada.