Durante los últimos años han disminuido las sentencias contra menores en la comunidad aragonesa. En concreto, en 2013 se vieron reducidas en un 19%, pasando de 623 en 2012 a 505. “En los últimos tiempos se ha notado un gran descenso en el número de sentencias, especialmente porque muchos de los casos se quedan en la Fiscalía”, explica Javier Valero, abogado del turno de oficio de menores. Al mismo tiempo resalta que las razones por las que no se llega a juicio son diversas, entre ellas, que sea la primera vez que el menor comete un delito, pacte con el fiscal o no se reconozca infracción.

Otra de las causas es que ha menguado el número de asuntos de menores que entran en los juzgados aragoneses. Según los datos del Tribunal Superior de Justicia, durante el 2011 fueron 816 las faltas que se produjeron en Aragón, mientras que en 2012 había descendido hasta los 669 y el año pasado a los 614, un 8,22% menos durante este último periodo.

“Una de las razones puede ser que muchos extranjeros han decidido abandonar la comunidad para volver a sus países y con ellos se han marchado sus hijos menores de edad”, asegura Concepción Aldama, juez del Juzgado de Menores número 1 de Zaragoza. Prueba de ello es que, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en el último año más de 1.000 menores extranjeros dejaron Aragón. También destaca que pueden existir otros motivos sociológicos que fundamenten este cambio de tendencia.

De todos los asuntos que se analiza, más del 6% de ellos corresponden a violencia doméstica, una cantidad superior a la del 2012, cuando no llegaban al 4,5%. En términos absolutos, durante el año pasado se produjeron 38 delitos de este tipo perpetrados por menores de edad, mientras que en el anterior solamente habían sido 30. En el caso de la violencia de género se mantiene una tendencia similar, aunque estas situaciones son menos comunes. De hecho, en 2013 hubo 5 infracciones de este estilo -no llega al 1% de todas las que se cometieron-, mientras que en 2012 solo se registraron 4.

Como consecuencia de tener menos temas pendientes, también se han reducido aquellos que han sido resueltos a final de año. Por ello, mientras que en 2011 se resolvían 804, en 2012 estos datos menguaban hasta los 783 y en 2013 volvía a hacer lo mismo, situándose en 654, por primera vez, una cifra superior a los ingresados.

La libertad vigilada, la forma más común de cumplir condena

En estos tiempos, libertad vigilada es la manera más habitual de cumplir la sentencia. De hecho, el 44% de los casos se resolvieron de este modo durante el 2013, la misma cifra que el año anterior. “Es la mejor medida para intentar la reinsección del menor, que es el objetivo de nuestro sistema judicial, ya que así puede hacer su vida normal a la vez que está controlado por los juzgados”, sostiene Valero.

Por otro lado, los servicios a la comunidad continúan ganando adeptos, prueba de ello es que en 2013, 138 menores los realizaron como forma de pago de su condena. En concreto, supusieron algo más del 27%, un dato ligeramente superior al 22% del año anterior. “Esta medida suele acompañar a la libertad vigilada, ya que con ella, el menor puede comprobar que los delitos no salen gratis”, relata Valero. Además, destaca que es muy común cuando se refiere a pequeños hurtos.

Los internamientos en régimen semiabierto, también son bastante utilizados, aunque su uso va decayendo poco a poco. Durante el año pasado 61 menores recibieron este tipo de sentencia, (un 12% del total), mientras que en 2012, la cifra ascendía a los 84 (que suponía cerca del 14%). El 10% restante se divide de forma uniforme entre el resto de alternativas, entre las que destacan el internamiento en régimen cerrado (7 menores en 2013), prohibición de aproximación y comunicación con la víctima o familia (8 faltas) y la permanencia del fin de semana en el hogar (también 7 menores).