gastronomía
Regresa la "esencia" del antiguo Trastévere a la calle de Francisco Vitoria de Zaragoza
La Piemontesa se encuentra en el mismo local que este italiano de los 90 y regresa bajo la misma propiedad.
En la memoria de muchos zaragozanos se guarda el restaurante Trastévere, que se recuerda como un lugar de referencia de la cocina italiana de la década de los 90. De alguna forma, el espíritu de ese establecimiento regresa al mismo local de la calle de Francisco Vitoria, pero ahora bajo el nombre de La Piemontesa.
Hace dos meses levantó la persiana esta cadena, tras estar un tiempo en Puerto Venecia, y muestra otra cara. La mediterránea apariencia sustituye a las paredes de ladrillo, las farolas, los manteles verdes en las mesas y las barandillas que dividían el comedor. "Vuelve la esencia", sostiene Patricia Penagos, directora de la franquicia de Zaragoza.
"En Trastévere había un horno, que era un entretenimiento para los comensales, porque se hacían las pizzas a la vista -recuerda Penagos-. Las filas llegaban hasta la esquina con León XIII", añade. "Nos vienen clientes que se pidieron la mano aquí, después acudieron con sus hijos…", celebra la directora.
El motivo del nombre, La Piemontesa, es porque ofrecen una cocina que refleja las costumbres de la región del Piemonte, de la Liguria y de Florencia, lugares donde se trabaja más con trufa, carne y una marcada influencia en la cocina mediterránea. Algunos de los platos que se encontraban en la carta han regresado, como el lomo al Pepe, que se trata de unos medallones de solomillo ibérico a la parrilla con rigatoni a la salda Pepe. "También el misto del Tesorero", menciona la responsable.
No obstante, junto a estas propuestas clásicas se encuentran otras más innovadoras, como cartoccio. Es una hamburguesa de ternera Angus envuelta en masa de pizza y dorada al horno, que también contiene foie de pato, bacon crujiente, cebolla caramelizada, queso scamorza ahumado y mozzarella. En el capítulo de los postres se puede elegir su característico tiramisú, cannoli sicilaino, la tarta de queso con piñones, panna cotta, un iglú de coco y piña o helados artesanales.
El fundador de estos restaurantes es Juan Manuel Chacón, un sevillano que descubrió la hostelería en Blanes y Lloret. Esto le llevó a mediados de los 80 a abrir el primer Trastévere en la calle de Apodaca de Lérida, el primero de medio centenar, recuerdan desde la compañía. "De alguna manera ayudamos a introducir la metodología de negocio en un país interesado en esta gastronomía", señala Chacón a través de la empresa.
Así, este fue el germen de la franquicia Tagliatella, que vendió en 2006 a un grupo inversor por 70 millones de euros. El primer modelo con este exitoso tipo de negocio se llamó Pastificio y fue en Zaragoza donde se fundó le primero de todos, con una carta mucho muy italianizada. "La pasta en España, en realidad, tampoco hace tanto que funciona tan bien como ahora. Antes se conocían los macarrones, canelones, raviolis... y como base de negocio había poco", recuerda Chacón en la página web.
Cuentan con una cocina central en Lérida, donde forman a su personal y elaboran nuevos platos guiados por el I+D. Allí preparan muchos de los platos, que después rematan en los diferentes restaurantes repartidos por todo el país. "Elaboran la pasta artesanalmente, incluso el relleno con producto natural, la congelan y nos la mandan. Nosotros aquí la descongelamos y la cocemos -explica Penagos-. De esta forma se aseguran que se mantiene el mismo sabor en todos sus establecimientos".
A través de la decoración pretenden transmitir la sensación de estar en casa y en el restaurante de la zaragozana calle de Francisco Vitoria lo consiguen en un rincón del local, con una gran mesa redonda de madera. Un cálido ambiente. Como recuerda Penagos, esta cadena se encuentra también en Resu, Tarragona, Calpe, Denia, Valencia, Sevilla y Zaragoza.
