ZARAGOZA

Los bomberos retiran cada día dos enjambres de abejas en pisos, farolas y parques

Las abejas se dispersan especialmente entre abril y junio, y se asientan en falsos techos y cajas de persianas de segundas residencias.

Los bomberos retiran cada día dos enjambres de abejas en pisos, farolas y parques
Los bomberos retiran cada día dos enjambres de abejas en pisos, farolas y parques

Tienen mala prensa, pero no son unas vecinas incómodas. Al menos eso defienden los amantes de la apicultura, que entre abril y junio son espectadores de excepción de las migraciones de miles de abejas hacia nuevos emplazamientos en los que establecerse. Estos insectos también lo hacen en pleno corazón de la ciudad y en el extrarradio.


Los Bomberos de Zaragoza hacen en esta época del año una media de dos salidas diarias para retirar enjambres, la mayoría en parques públicos, farolas o incluso retrovisores de coches. Además, la Agrupación Apícola de Aragón (Arna) atiende, sobre todo en el extrarradio, entre 10 o 15 llamadas por este motivo. En ocasiones, el enjambre aparece en segundas residencias que han estado desocupadas durante el invierno y en las que las abejas instalan su colmena en las cajas de las persianas, los falsos techos o las juntas de dilatación de la ciudad.


«Lo cierto es que, en la mayoría de los casos, podrían vivir en la casa sin problemas. No son animales agresivos e incluso están muy apreciados en algunos países. Cuando el enjambre es accesible, avisamos a un apicultor de la zona para que lo reubique. Si retirarlo es complicado, proponemos la coexistencia pacífica con el enjambre, que es rechazada en todos los casos. Otras veces, no queda más remedio que eliminarlo», explica Alfredo Sanz, de Arna.


La idea de la convivencia puede parecer descabellada, pero en París se colocaron colmenas en el Casco Histórico para utilizar a las abejas como 'centinelas' y controlar los contaminantes que transportan. Además, hace pocos meses, el departamento de Sanidad del estado de Nueva York legalizó que cientos de neoyorquinos criaran en sus azoteas, terrazas y jardines sus propias colmenas.


Época de migrar


La explosión de este fenómeno tiene lugar, normalmente, entre abril y junio. El ascenso de las temperaturas y las floraciones despiertan el instinto sexual de las colonias. Las abejas se dispersan por el entorno y un grupo de varios miles de ellas, acompañadas de algunos zánganos y una reina, recorren los alrededores buscando dónde establecerse.


«En esta búsqueda se posan varias veces en distintos soportes: ramas de árboles, farolas, muros, espejos retrovisores de vehículos o incluso en el suelo, en grupos compactos con forma de pelota», comenta Alfredo Sanz.


Cuando se asientan definitivamente, en una oquedad orientada al sur y protegida del cierzo, empiezan a construir los panales y la reina comienza la puesta.


Los Bomberos de Zaragoza explican que no tienen una unidad específica para estos casos, aunque sí que hay algunos especialistas que se encargan de formar a los demás y de actuar directamente si están implicados en el servicio. Uno de ellos es Santiago Lalmolda, que sí que aclara que los bomberos tienen unos equipos de protección como los de los apicultores, que son los que utilizan en estas salidas, que normalmente se propician porque los ciudadanos ven algún enjambre y avisan. También están preparados para actuar en casos de accidentes o incendios, si hay colmenas cerca.


«No obstante, es bastante frecuente que, aunque quitemos uno, este foco vuelva a reproducirse en ocasiones posteriores», explica Lalmolda que también insiste en que estos animales, que están protegidos, no suelen causar problemas reales y que generan una alarma desproporcionada.


Otras normas que observan cuando actúan es que las abejas se sienten atraídas por los colores oscuros e irritadas con los fuertes, los perfumes intensos, el olor a vino, a bebidas alcohólicas o el humo del tabaco.


Además, son capaces de percibir el nerviosismo y las que están en enjambres que no son definitivos -a menudo en farolas, fachadas o árboles-, ni siquiera son agresivas. Si están ya establecidos, normalmente tapan la piquera por donde entran las abejas, y así frenan el proceso de proliferación.