Geocaching en Aragón o cómo hacer turismo descubriendo tesoros

Esta nueva tendencia mundial consiste en encontrar objetos que otras personas han escondido y marcarlos en una aplicación del móvil. En la Comunidad hay casi 4.000.

Geocaching en Fonz.
Geocaching en Fonz.
HA

¿Quién no ha jugado de pequeño a la búsqueda del tesoro? Ir de un sitio a otro tratando de encontrar pistas y objetos que lleven al siguiente punto del mapa es un clásico de la niñez. Ahora, el geocaching es la versión 2.0 de esta actividad. Se hace por todo el mundo y es una manera diferente de conocer nuevos lugares y hacer turismo. A través de una aplicación en el móvil y con la ayuda del GPS, consiste en ir encontrando objetos que otras personas han escondido y marcarlos. A estos se les conoce como cachés y hay más de tres millones repartidos por todo el mundo. En Aragón, se pueden encontrar rutas de este tipo en las tres provincias y hay casi 4.000 objetos escondidos.

El Bajo Aragón Histórico es una de las zonas donde se está impulsando este pasatiempo como una forma más de turismo. En la región, que abarca siete comarcas del sureste de la Comunidad, se pueden encontrar alrededor de 350 objetos. Estos cachés se esconden en lugares públicos y, habitualmente, de interés turístico, por lo que son un reclamo para promocionar el patrimonio. Para los aventureros en busca del tesoro, aquí van unas pistas: la ribera del Guadalope, en Alcañiz; la vieja estación de tren, en Castelserás; el barranco del Mortero, en Alacón; o la ermita de Santa Bárbara, en Valjunquera son algunos lugares por los que se pueden empezar el rastreo.

En el Prepirineo hay once rutas para conocer el patrimonio más desconocido de este territorio a través del geocaching. La iniciativa forma parte del proyecto Prepirineo Clandestino y abarca las comarcas de las Cinco Villas, Hoya de Huesca y Somontano de Barbastro. La propuesta se orienta a familias y grupos de amigos que quieran hacer algo diferente al mismo tiempo que conocen estas zonas de Aragón. ‘Tesoro perdido de Al-Muqtadir’ es el itinerario principal y el de mayor longitud ya que cruza el Prepirineo de este a oeste. El reto consiste en encontrar las 50.000 monedas de oro que perdió este rey musulmán y pasa por Alquézar, Barbastro, Huesca, Loarre, Bolea, Uncastillo y Sos del Rey Católico.

El resto de rutas van surgiendo de esta principal y acercan al jugador hasta enclaves de interés turístico como San Miguel de Foces, San Martín de la Val d’Onsera, la ermita de la Virgen de la Peña en Aniés, las trincheras de Tierz, los abrigos rupestres del Parque Cultural del Río Vero, o municipios como El Grado, Luna, Urriés o Castiliscar.

En estos lugares están ocultos algunos de 130 cachés que TuHuesca (impulsora turística de la provincia formada por el Ayuntamiento de Huesca y la Diputación) ha escondido a través de la aplicación Geocaching en toda la provincia. Para encontrarlos solo hay que descargarse la app y, con el mapa en la pantalla, lanzarse a la búsqueda del tesoro. También se encuentran en el Pirineo, en enclaves como el mirador del Cinca, en Ligüerre; en el entorno del Menhir de Merli; en las ermitas de Yebra de Basa; en los alrededores del refugio de Linza (Ansó); o en el mirador del valle de Tena, en Hoz de Jaca, y el de las Señoritas, en Biescas.

En la provincia de Zaragoza, una de las zonas donde hacer geocaching es el Moncayo. En su entorno hay escondidos más de 300 tesoros por descubrir. El castillo de Talamantes, el pueblo embrujado de Trasmoz, las peñas de Herrera o el monte de la Diezma de Grisel son algunos de los lugares donde buscar. La capital tampoco se libra de la invasión de los cachés y, según la aplicación, hay casi 1.700 repartidos por la ciudad. Algunos, como el de las murallas romanas (junto al Mercado Central) llevan escondidos años, desde 2008, en concreto.

El geocaching también es una opción para conocer Teruel y sus alrededores. En la ciudad hay alrededor de 300 tesoros escondidos. Algunos están en pleno centro, como en el Museo Provincial, y otros en entornos naturales como el embalse del Arquillo o el cerro de Santa Bárbara. Los cachés también se extienden por la provincia, cerca de pueblos tan turísticos como Albarracín, donde hay objetos que encontrar en la laguna de Bezas. También se ocultan en la vía verde de Ojos Negros o en el castillo de Cedrillas.

Estas son algunas de las zonas donde hay tesoros ocultos en Aragón pero, ojo, tampoco hay que fiarse mucho, porque las localizaciones pueden ir variando, así como los objetos escondidos. Estos son de lo más dispares y pueden estar guardados en distintos soportes y cajas de todo tipo. Pero lo que sí deben tener obligatoriamente es un libro de registro o logbook donde figure quién y cuándo lo ha encontrado. En el modo de juego tradicional de geocaching, quien encuentra un objeto se lo puede llevar pero, a cambio, debe dejar otro en el lugar donde lo encontró para que el siguiente jugador lo encuentre.

Para poder iniciarse en este juego basta con descargarse la aplicación Geocaching y registrarse. A partir de entonces, cualquiera puede esconder y publicar su propio caché. Después, la aplicación muestra en el mapa las localizaciones de los tesoros y las indicaciones de cómo llegar hasta ellos.

Apúntate a la newsletter de turismo y recibe en tu correo una selección de propuestas para viajar y descubrir la comunidad aragonesa.

 

Consulta todas las informaciones sobre turismo 

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión