Uno de cada diez menor de 14 años lleva una vida sedentaria sin ejercicio

La actividad ha sido reemplazada por un ocio poco activo vinculado a las nuevas tecnologías y a factores socioculturales.

Los juegos y el deporte al aire libre conforman buenos hábitos de salud para niños y adolescentes.
Los juegos y el deporte al aire libre conforman buenos hábitos de salud para niños y adolescentes.
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En la actualidad existe una alta incidencia de sobrepeso y de otros factores de riesgo para la salud que podrían contribuir a la disminución de la expectativa y de la calidad de vida en el adulto, según se destaca desde la Asociación Española de Pediatría (AEP). La Organización Mundial de la Salud (OMS) identifica el sedentarismo como un grave problema de salud en los niños y jóvenes de cinco a 17 años. Precisamente es una "tendencia" que se ha detectado en los últimos años, y esta falta de ejercicio físico ha sido reemplazado por un exceso de ocio sedentario, vinculado a las nuevas tecnologías y a condicionantes socioculturales, como se ha advertido recientemente desde la Sociedad de Pediatría de Aragón, La Rioja y Soria.


Quizá lo más terrorífico de todo esto es que, como destaca la AEP al hilo de la última Encuesta de Salud de España, publicada recientemente por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, cerca del 12% de los niños entre cinco y 14 años no realiza ejercicio físico (8% en varones y 16% en mujeres), una tendencia que no sólo afecta a la infancia, sino que continúa al alza en la vida adulta llegando a superar el 45% entre los jóvenes de 15 a 24 años. Los profesionales de esta organización recuerdan que existe una "gran evidencia científica" en torno a los beneficios que la actividad física tiene para la salud, pues "con la incorporación del ejercicio físico en la rutina diaria, un niño reduce el riesgo de padecer obesidad, mejora su condición física, cardiovascular y ósea, su rendimiento escolar y su estado anímico; además, reduce el riesgo de enfermedad por cualquier causa en edades más avanzadas".


No hay que olvidar que la infancia y la adolescencia "nos ofrecen una oportunidad para consolidar hábitos saludables que mejoren la salud". Porque, como se incide, desde las primeras etapas de la vida se pueden modificar aquellos hábitos de actividad física que han mostrado una asociación evidente con problemas de salud posteriores. "La práctica regular de ejercicio físico en niños y adolescentes puede prevenir y tratar situaciones psicoafectivas, desmineralización ósea y algunos tipos de cánceres". Para algunas de estas alteraciones, se incide, la actividad física es uno de los factores de protección modificables más importantes.


Pero, quizás, el hábito que más ha cambiado en los últimos años es precisamente el del ejercicio físico, concretamente la fatal de él, que en niños y adolescentes debe ser al menos de 60 minutos diarios y de una intensidad moderada intensa o alta, y que ha sido reemplazado por un exceso de ocio sedentario, vinculado a las nuevas tecnologías y a condicionantes socioculturales.

Se pone el acento en que el entorno ambiental y social invita al sedentarismo y aleja al menor de las actividades aeróbicas en espacios abiertos. Además, en algunos lugares no existen todas las áreas de juego deseables.Tipología

En esta línea, la Asociación Española de Pediatría, a través de la web ‘EnFamilia’, ha elaborado un especial con el título ‘¡El ejercicio es salud!’, cuyo objetivo es poner de manifiesto la necesidad de realizar actividad física como pilar fundamental en la prevención y el tratamiento de enfermedades. Entre los consejos generales, facilitados en este especial, se encuentra "la realización diaria de al menos una hora de actividad con intensidad moderada o alta, principalmente aeróbica y con ejercicios de fuerza en algún momento de las semana".


En función de la cantidad y la intensidad de la actividad que los niños realizan, los expertos diferencian entre cuatro tipos de niño. Por un lado, el inactivo: va en vehículo al colegio, apenas realiza educación física y su ocio es sedentario, dedicando mucho tiempo a la televisión y los videojuegos.


En segundo lugar se encuentra el niño poco activo: va a pie o en bici al colegio y, junto a la educación física de la escuela, su actividad no llega a una hora y dedica poco tiempo al ocio sedentario.


El niño moderadamente activo va a pie o en bici al colegio, hace ejercicio físico muy activo al menos una hora diaria. De este modo, se aclara, "su actividad física le protegerá de enfermedades crónicas con mínimo riesgo para su salud".


Finalmente, el niño muy activo o extremadamente activo es aquel que realiza deporte activo vigoroso en gran cantidad. Así, "se alcanzan más beneficios en la protección frente a enfermedades crónicas, aunque hay que vigilar los riesgos de lesiones o accidentes".

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