Superan el segundo sifón de La Fuentona en una arriesgada inversión

El equipo ascendió desde -115 metros a -63, recorriendo una zona desconocida.

Quienes visitaban durante el fin de semana La Fuentona se mostraban sorprendidos al comprobar que junto a la orilla de su ojo se encontraban diversas botellas de oxígeno.
Quienes visitaban durante el fin de semana La Fuentona se mostraban sorprendidos al comprobar que junto a la orilla de su ojo se encontraban diversas botellas de oxígeno.
Sara I. Belled

Un equipo de espeleobuceadores llevó a cabo en la jornada del sábado un nuevo récord de inmersión en La Fuentona, una de las formaciones kársticas más profundas de la Península Ibérica en la que nace el río Abión. Los expertos, un total de ocho, se adentraron en las aguas a las 11.00 horas y salieron de ellas más de 12 horas después, a las 23.30 horas, con una buena noticia: el descubrimiento del ascenso del segundo sifón, mejorando el conocimiento que hasta entonces se tiene de las cavidades.


Los buceadores, llegados desde Navarra, País Vasco y Cataluña y entre los que se encontraban los reconocidos espeleobuceadores Amaia Olea y Daniel Santamaría, llegaron a la cota máxima conocida hasta el momento, la ubicada a -115 metros, la zona más baja del segundo sifón. A partir de ahí el equipo ascendió por el sifón hasta la cota -63 metros, recorriendo una zona desconocida hasta el momento, una segunda galería.


El equipo realizó una peligrosa inmersión aunque el resultado fue satisfactorio. Por ello, a la salida de La Fuentona brindaron por el hallazgo. "Están muy contentos", comentó una fuente cercana a los espeleólogos. "Son un grupo de muy buenos amigos y lo más importante, más que el descubrimiento, es que salieron sanos y salvos después de tantas horas bajo el agua", añadió. "Es un éxito por todo lo que conlleva", sentenció.


Todos los espelobuceadores que participaron en las labores desarrolladas durante el fin de semana había buceado con anterioridad en La Fuentona y con posterioridad emitirán un informe con los datos recabados en la experiencia.


Las labores realizadas por el equipo comenzaron el viernes, cuando algunos de los buceadores se adentraron en La Fuentona para dejar material, entre el que destacan los ‘rebreathers’ (recicladores que aprovechan los gases que expiran los buceadores reduciendo el consumo) y las botellas con diferentes gases, que permiten la permanencia de los expertos durante tanto tiempo dentro del agua, y preparar la inmersión del día siguiente. Y en la jornada de este domingo se sumergieron de nuevo, en este caso para proceder a recoger el material depositado en el recorrido.


El equipo contaba con la autorización de la Junta de Castilla y León para llevar a cabo esta actividad y tuvo el apoyo de los ayuntamientos de los municipios cercanos para "guardar y transportar el material", tal y como indicaron desde el Gobierno regional.Nuevo récord

Olea y Santamaría consiguieron el sábado un nuevo récord de profundidad y exploración, aunque no es el primero para ellos en La Fuentona, ya que en 2008 fueron precisamente ellos los que alcanzaron los -115 metros en el segundo sifón y los 320 metros de recorrido. El avance lo situó entonces como el segundo sifón más profundo de España y el más difícil por tener que superar el primer sifón, de más de 52 metros de profundidad, y transportar los equipos por dentro de la cueva hasta el segundo sifón.


Durante siglos, el Ojo de La Fuentona ha sido un misterio y carne de leyendas, pero desde hace 30 años se está descubriendo más sobre este paraje subterráneo gracias a las nuevas técnicas de espeleobuceo, como las realizadas este fin de semana. Está declarada Monumento Natural por la Junta de Castilla y León, por lo que es necesario un permiso de la administración regional para realizar la inmersión. Está considerada uno de los paraísos para los espeleobuceadores. En 2003, sus profundidades y cavidades merecieron dos capítulos de la mítica serie de Televisión Española, ‘Al Filo de lo Imposible’.


Dada la alta dificultad técnica y la peligrosidad que supone la inmersión en sus aguas, es necesario ser un espeleobuceador experto para poder introducirse en la cueva, que ya se ha cobrado la vida de cinco personas practicando esta actividad.

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