«Cada día, los Sentinel de Copernicus generan más datos que toda la información que se publica en Facebook», apunta Josef Aschbacher, el director de los programas de observación de la Tierra de la Agencia Espacial Europea. Y la gestión de esos datos es harto compleja. El Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas (ECMWF), en Reino Unido, aloja un supercomputador de diecisiete petabytes (1.024 terabytes) y casi doscientos nodos, que lanza «modelos revolucionarios de predicción meteorológica, gracias a su elevada resolución computacional», dice la directora de este departamento, Isabella Weger.

Allí mismo y durante una reciente visita de periodistas europeos, Aschbacher anunció que «la ESA creará una agencia para difundir mejor estos datos», la ingente cantidad de información que genera Copernicus. Aseguró que están «trabajando en hacerlos cada vez más accesibles». Por ejemplo, «ya se intercambia información gratuita en diferentes lenguas locales».

En cuanto a la información que procede de los Sentinel, «a las tres horas de captada la imagen, sobre un radio de un kilómetro, se extraen de ella los primeros datos», cuenta Dave Smith, técnico de calibración del RAL Space, el laboratorio situado en el Campus Harwell de Oxfordshire, que presta soporte a los satélites. Con el fin de servir a las predicciones meteorológicas, las herramientas de gestión de datos del RAL hacen también simulación tras comparar varias imágenes.