Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Enriquecido con omega-3... ¿y?

¿Qué beneficios aportan los ácidos grasos omega-3? ¿Hace falta pasar por la farmacia o por el mercado para encontrarlos? ¿En qué consiste la formulación omega?

El salmón es rico en ácidos grasos omega-3
El salmón es rico en ácidos grasos omega-3
Camilo Rueda López

"Contiene ácidos grasos omega-3", anuncia con orgullo la etiqueta de unas galletas en los estantes del supermercado del barrio. Y también la de los cereales de la caja de al lado. Y la del brick de leche. Y la de los flanes. Y la de la mantequilla. Y la del jamón cocido.

Este ingrediente está por todas partes. Pero, ¿cuánto de verdad hay en los beneficios de los que presume? José Manuel López Nicolás se convierte en 'Un espía en el supermercado' para explicarnos en 'Alimente' las verdades y mentiras sobre los ácidos grasos omega-3.

López Nicolás comienza contando que el término incluye ácidos grasos como el ácido 9,12,15-octadecatrienoico que llevan manejando los químicos hace años, pero rebautizados usando con una nueva nomenclatura: la formulación omega. En esencia consiste en indicar la localización de los dobles enlaces dentro de la cadena de átomos de carbono del ácido graso, empezando a contar desde el extremo opuesto al convencional. Todos los ácidos grasos que tengan doble enlace en la posición 3, son omega-3. Así de sencillo.

En cuanto a sus aspectos nutricionales, no se pueden negar. "Según el Reglamento Europeo 432/2012 por el que se establece una lista de declaraciones autorizadas de propiedades saludables de los alimentos, algunos ácidos grasos omega-3 como el EPA (ácido eicosapentaenoico) y el DHA (ácido docosahexaenoico) ayudan a mantener y regular la función cardiaca", subraya el autor. Además, el DHA ayuda al mantenimiento de la función cerebral y es bueno para los ojos. Lo que no existen aún son evidencias de sus efectos sobre la función cognitiva o el estado de ánimo.

Sin embargo lo mejor, dice López Nicolás, es consumirlos a través de fuentes naturales: trucha, salmón, sardinas, anchoas, atún, rodaballo... Y también nueces y brócoli. ¿Por qué? Es una cuestión de números: una rodaja de salmón posee la misma cantidad de omega-3 que nada menos que 81 comprimidos de un suplemento de los que se comercializan en farmacias. Aquí, lo natural gana por goleada.

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