Cinco riñones en 39 años

Julio Bogeat desarrolló una insuficiencia renal aguda a los nueves meses que le llevó a pasar tres veces por el quirófano para trasplantes de riñón.

Simulacro de traslado de órganos para su posterior trasplante.
Cinco riñones en 39 años
Heraldo

A los 9 meses de vida, Julio Bogeat se enfrentó por primera vez a los tratamientos para intentar controlar la insuficiencia renal aguda que había desarrollado debido a la elevada ingesta de vitamina D y que le ha hecho pasar tres veces por el quirófano para someterse a otros tantos trasplantes de riñón.


Con 39 años cuenta su experiencia en el Día Nacional del Trasplante que han celebrado este miércoles las asociaciones de pacientes en un acto en el que han querido agradecer la labor de todos los profesionales que están detrás de un trasplante, desde los médicos hasta aquellos que participan en el traslado de un órgano, un equipo que puede llegar a incluir hasta a cien personas.


Este agradecimiento lo ha expresado también Julio, que a su pesar conoce bien el funcionamiento del sistema español de trasplantes, el "buque insignia del Sistema Nacional de Salud" y que le ha permitido cumplir 39 años y disfrutar, a día de hoy, de una buena calidad de vida.


"Todo comenzó hace 38 años. Mis padres llevaban 10 años intentando tener un hijo sin lograrlo y finalmente llegué yo, así que me criaron entre algodones y decidieron, por el consejo de amigos y de familia que se dedicaba a la medicina, darme vitamina D", ha explicado.


Lac es liposoluble, no se elimina y se almacena en tejidos blandos del organismo. Así, a los nueve meses Julio desarrolló una insuficiencia renal aguda.


"Estuve con tratamiento conservador hasta los 8 años, cuando padecí el síndrome del shock tóxico, estuve en coma y los riñones se me fastidiaron, así que a los 9 años empecé con la hemodiálisis", ha resumido.


Éste fue el inicio de una lista que concluyó hace siete años, cuando Julio recibió el tercer trasplante de riñón. La primera intervención se la realizaron a los 11 años, con un riñón procedente de fallecido y que le permitió vivir durante 12 años una vida totalmente normal.


Sin embargo, con 23 años sufrió un rechazo y volvió a hemodiálisis. "Era de los más jóvenes en el hospital y viví experiencias muy duras, como la muerte de una paciente que estaba a mi lado".


Estas vivencias le condujeron a estudiar Psicología. "Quería entender por qué ocurrían las cosas, así que dedicaba las cuatro horas, tres días a la semana durante la hemodiálisis a estudiar la carrera".

Julio estuvo así durante un año, hasta que volvió a recibir un nuevo órgano que le duró seis años más.


"Volví a diálisis, pero en este caso elegí la peritoneal para poder seguir los estudios y tener una vida lo más independiente posible y lejos del hospital". "Los nefrólogos me lo pintaron muy feo" y me aconsejaron el donante en vivo".


Aquí empezó otro periplo que pasó por descartar a su madre y a dos compañeros a los que conocía desde el parvulario y que habían vivido junto a él toda la enfermedad, hasta que las pruebas que le realizaron a su hermana la situaron como la donante perfecta. "Era el riñón perfecto para mí".


Finalmente el trasplante se realizó en el Hospital Clínic de Barcelona hace siete años. "Ha sido mi tercer riñón y gracias a él he podido realizarme personal y profesionalmente", ha afirmado.


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