El pino languidecía en una maceta. Desde la ventana de la casa, veía, muy lejos, su hogar, las montañas del Moncayo. Su único amigo era un canario que nunca había salido de su jaula. El pino le describió cómo era su hogar: “Hay bosques de rebollares, de robledales, de hayas y de pinos, y variada vegetación: jaras acebos, brezos, helechos, musgos y madreselvas. También hay animales: pico pica pino, petirrojo, tejón, mirlo, zorro, jabalí, corzo…”

Un día, el pino se secó por completo y lo tiraron. Una ramita cayó dentro de la jaula del canario. El canario la guardó en su nido.

Al día siguiente, el canario, aprovechando un descuido de su dueño, mientras limpiaba la jaula, escapó de ésta y salió volando por la ventana. Su destino, el parque natural del Moncayo. En su pico llevaba la ramita de pino.