El abrazo de las nubes

Desde la ventana de mi clase veo como se abrazan las nubes.


Laura nos contó como su abuela decía que cuando las nubes se besan, el cielo llora de alegría y, los árboles abren sus manos para que el agua apague su sed y les haga crecer. Las gotas que se les escapan salpican el suelo y se esconden buscando raíces que acariciar, dejando un olor a tierra húmeda que a Laura le hacía recordar el lejano país de donde vino.


Hace unas semanas Laura volvió a su país, yo la echo mucho de menos.

Esta mañana llueve y no podemos salir al recreo. La profe ha sacado un montón de juegos, pero a mí no me apetece jugar a nada; no hoy.

Llueve, miro por la ventana como se abrazan las nubes. Me acuerdo de Laura.


¿Se estarán besando también, ahora enfrente de la ventana de su escuela?


¿Es también de día allí en su país?


¿Cuánto tardaran las nubes en llegar desde Huesca hasta su escuela?


Llueve, me acuerdo de Laura. Creo que en mis ojos y en mi corazón también se están besando las nubes que hoy bajan del Pirineo.


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