Reflexión oportuna

Esperaba que los pensamientos me conducirían a escenarios prometedores, debería conformar aquellas ilusiones que permitiesen dar un giro a mi vida; era una excelente oportunidad.


Dando vueltas a estas ideas y menesteres, me dio por pensar, que para un resultado con mejores garantías de éxito, debería realizar mi experimento en algún sitio que me provocase una mayor creatividad.


Al final encuentro ese espacio, que por conocido no me va a distorsionar en mis pensamientos; me encuentro a las orillas del Ebro, recostado con placidez, libre e ilimitado, el río pasa suave, la temperatura es primaveral, se escucha a los pájaros, en definitiva, es el sitio y me pongo al objetivo.


La coincidencia hace que surja un nuevo elemento, cuando a mis espaldas observo ¡cómo no!, el Pilar, el contraste es total: soy irreligioso y sin embargo la Virgen del Pilar ocupa un lugar preferente en mis sentimientos y viene a suceder lo mismo con el Ebro, no sé nadar.