Heraldo del Campo

Menos aceite, mejor precio

El olivar aragonés está en plena campaña de recolección, que este año se presenta desigual por la vecería, el tiempo y la plaga de mosca.

El cultivo del olivar está presente en las tres provincias aragonesas
Menos aceite, mejor precio
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Los olivareros aragoneses están en plena recolección, pero saben que no se repetirá la campaña del pasado año. Ni para bien, ni para mal. Y no solo en la comunidad sino también en el resto de España. Ya sea por la vecería –ese fenómeno por el que se alternan cosechas abundantes con otras que no lo son tanto, aunque ello no implica que necesariamente se produzca siempre cada dos años–; por la sequía –que se ha sufrido especialmente en el sur peninsular–; o por la mosca –considerada la principal plaga de este cultivo que afecta directamente al fruto, que pierde peso y rendimiento y termina por caerse prematuramente al suelo–, lo cierto es que la producción de oliva, y por lo tanto de aceite, será este año más corta. En el conjunto de España, uno de los principales países productores, el descenso se estima en un 50% ya que apenas se producirán unas 900.000 toneladas de aceite de oliva frente a los 1,7 millones que se contabilizaron en las campaña 2013-2014, en la que se cosecharon cifras récord.


En Aragón, las estimaciones son todavía muy inconcretas, porque la campaña, que se encuentra en sus primeras jornadas, va –por utilizar una expresión popular– por barrios. En el Somontano oscense las previsiones realizadas por Asaja-Huesca apuntan a una pérdida de producción del 40% respecto a la del pasado año. Claro que 2013-2014 fue "la mejor campaña de la década", en la que se recogieron 9.000 toneladas de oliva. Un verano inusualmente frío, con exceso de lluvias ha contribuido a este descenso en el que, según esta organización agraria, tiene también una parte de responsabilidad la presencia de la mosca, que ha mermado la producción especialmente en los cultivos de secano.


Una circunstancia similar se produce en la comarca de Belchite. Productores de la zona como Joaquín Morella, de UAGA, auguran una cosecha "bastante reducida". Apenas se espera, según las estimaciones de este representante de la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón, una producción del 40% en el mejor de los casos, porque las estimaciones apuntan a una pérdida de entre el 60 y el 70% de la producción respecto a una campaña, la pasada, que "fue muy buena". De nuevo, el causante del desastre es la falta de precipitaciones y sobre todo "un ataque bestial" de la mosca del olivo, que se ha encontrado como aliado este año un tardío verano que se ha alargado casi hasta la entrada del invierno.


Las expectativas también son menores en la Denominación de Origen Aceite Sierra del Moncayo. La cosecha será menor y no quieren echar las campanas al vuelo al hablar de calidad porque reconocen que "es pronto" para concretar las afecciones que ha podido dejar la plaga de mosca que tanto les ha afectado durante esta campaña.


Las buenas perspectivas se han quedado en los cultivos integrados en la Denominación de Origen Aceites del Bajo Aragón. Sus productores miran con optimismo esta campaña porque el fruto se presenta bueno, en cantidad y en calidad. Al contrario de lo que sucede en el resto de la comunidad –y en el resto de España– los olivareros bajoaragoneses verán incrementada su producción de aceite, un alivio tras dos años de "pésimas cosechas" por los graves daños provocados por la sequía.


Claro que como toda cruz tiene su cara, las previsiones de una cosecha más corta –incluso a nivel mundial– ya se está dejando notar en los mercados y en los bolsillo de los agricultores, que califican de "buenas" las cotizaciones que están recibiendo tanto por el kilo de oliva, como por el kilo de aceite. Un incremento que se podría traducir también en la cesta de la compra y que preocupa a un sector que teme, como reacción a los precios, un nuevo descenso del consumo.

La campaña en Aragón

El olivar se extiende en Aragón sobre una superficie de 59.261 hectáreas, de las que la mayor parte –47.317 hectáreas– se encuentran en tierras de secano y el resto –11.944– en regadío, según los datos del Ministerio de Agricultura relativos al presente ejercicio. El pasado año, atendiendo a los datos manejados por el Servicio de Estudios, Análisis e Información del Departamento de Agricultura del Gobierno de Aragón, los productores de la comunidad recogieron una cosecha de aceituna para almazara de 54.000 toneladas.


Así, con los números en frío, las cifras parecen insignificantes si se comparan con las magnitudes que caracterizan a otras comunidades productoras, especialmente Andalucía. Pero la importancia del olivar en Aragón la justifica tanto la situación de este cultivo, en comarcas y zonas productoras en las que difícilmente podrían establecerse otras producciones, como y sobre todo su calidad, que nada tiene que envidiar no solo a otras almazaras españolas sino incluso del mundo. Prueba de ello es que en Aragón se localizan dos denominaciones de origen, Aceite Sierra del Moncayo y Aceite de Oliva del Bajo Aragón, cuyos éxitos se degustan en los mercados más exigentes y lejanos, como Estados Unidos o China.


Este es el escenario en el que los olivareros aragoneses han iniciado una campaña que se presenta "irregular". Los papeles han cambiado. Aquellas zonas que pudieron celebrar cosechas récord en 2012/2013 tendrán que conformarse este ejercicio con una cosecha muy inferior. En Huesca, los representantes de Asaja calculan que se recogerá el 60% de la producción que se obtuvo el pasado año. "Hay vecería", reconocen. Pero aseguran que es la mosca del olivo la que explica una reducción tan destacada del fruto. No temen tanto un descenso de calidad, porque, como explica el portavoz de esta organización agraria, Fernando Luna, "esta plaga produce un debilitamiento del fruto que provoca que este se caiga al suelo, por lo que aquella oliva que está en el árbol no ha sido dañada", detalla.


Situada en las comarcas de Tarazona y el Moncayo y Campo de Borja se encuentra la Denominación de Origen Aceite Sierra del Moncayo, cuyo presidente, Miguel Ángel Lacámara, estima que las 2.500 hectáreas de olivo repartidas en los 34 municipios integrados en esta marca de calidad darán una producción cercana a los 3,5 millones de olivas, todavía lejos de su producción media que se sitúa en los 4,5 millones de kilos. Pero, el máximo representante del consejo regulador se muestra cauto: "No sabemos todavía qué rendimiento tendrá el fruto ni la cantidad de oliva adecuada para calificar", señala. Y es que, destaca Lacámara, la plaga de la mosca también ha sido una pesadilla para esta zona productora, que integra a 2.500 oleicultores y que en 2009 consiguió su certificación como denominación de origen.

La excepción

En esta campaña, la excepción llega desde Teruel. Es en esta provincia en la que se localiza el grueso de la producción de la Denominación de Origen Aceite del Bajo Aragón, la que encara la campaña con las más optimistas previsiones.


Su cosecha será superior a la del pasado año, aunque también es cierto que entonces la sequía y las plagas redujeron a la mitad la producción de oliva y, en consecuencia, de aceite. Con la variedad arbequina prácticamente recogida y la empeltre en el momento de recolección, el presidente del consejo regulador de la D. O., Alfredo Caldú, asegura que "va a haber buena cosecha". Aunque destaca que es pronto para hacer cálculos, estima que se espera producir entre 13 y 14 millones de kilos de aceite, de los que dos millones saldrán al mercado con el sello de la denominación. La cifra no solo borrará el amargo recuerdo de "dos años de cosechas muy flojas", como recuerda Caldú. Es además superior a lo que en el Bajo Aragón se considera una buena cosecha (10 millones de kilos de aceite).


Aceite del Bajo Aragón no solo espera cantidad, sino que además augura calidad. "Si la recogemos rápidamente, haremos muy buenos aceites", señala el presidente del consejo regulador que insiste en que ahora la preocupación de los agricultores está en las temperaturas. "Este es un noviembre un poco extraño, pero lo que nos interesa ahora es que durante el mes de diciembre no se produzcan las temidas heladas", detalla.


Sin embargo, no todas las comarcas que se cobijan bajo esta marca de calidad esperan tan buenos resultados esta campaña. Así lo explica Joaquín Morella, oleicultor de Belchite y representante de la organización agraria UAGA. "En esta zona se espera una producción muy inferior", señala Morella, que cifra "entre un 60 y un 70%" la reducción de cosecha que se prevé en esta zona.


?Morella recuerda que dado que el pasado año hubo una gran cosecha, el descenso puede achacarse a la vecería, pero explica que el verdadero responsable ha sido el "ataque brutal de mosca". Por eso, este oleicultor insiste en que la oliva que esté sana será "de gran calidad", pero advierte que esta plaga no solo hace caer el fruto sino que puede oxidar el que está en el árbol "aumentando la acidez de la oliva que ya no sirve para elaborar virgen extra".

Los precios dan un respiro

Con buena cosecha o con la producción mermada, los productores aragoneses respiran esta campaña algo más aliviados por el comportamiento de los precios.


Las previsiones alertan de un descenso del 20% de la producción mundial de aceite de oliva, que ya ha provocado un incremento de las cotizaciones de este producto estrella de la dieta mediterránea. Así, según los datos de los representantes agrarios, el aceite cotiza entre tres y cuatro euros el kilo (dependiendo de la variedad y la categoría) cuando el pasado año apenas alcanzaba los 2,10 euros. También se paga mejor el kilo de oliva, que actualmente cotiza entre 0,33 y 0,50 euros el kilo (dependiendo de la calidad), cuando el pasado año se situaba entre los 0,28 y los 0,40 euros por kilo. Y aunque reconocen que "es un gran precio" temen que esta cotización termine por provocar un nuevo retraimiento de la demanda interna, todavía golpeada por la crisis.


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