Quesos con sabor a Pirineo
Quesos Benabarre acaba de hacerse con una medalla de bronce en el prestigioso concurso World Cheese Awards.
Ribagorza no ha sido históricamente tierra de quesos pero eso empezó a cambiar en la década de los noventa. Por entonces, la Asociación Guayente organizó unos cursos para enseñar a los ganaderos de la comarca cómo elaborarlos y, por ello, se crearon tres empresas que se han consolidado como referentes de la producción quesera aragonesa. Un cuarto de siglo después, numerosos premios y el respaldo de una clientela fiel jalonan el recorrido de estas tres empresas de Sahún, Senz y Benabarre, que nacieron como una alternativa de creación de autoempleo y que se han convertido en un motor de desarrollo económico, que también da una imagen para sus respectivas poblaciones.
El último reconocimiento lo ha recogido la empresa Quesos Benabarre, que ha visto refrendada la excelencia de uno de sus productos con la medalla de bronce obtenida en el prestigioso concurso World Cheese Awards, considerado como la competición más importante del mundo. Concretamente, por su popular queso semicurado de cabra, el primero de los que comenzó a elaborar en 1994. De sabor suave, cubierta ligeramente enmohecida, pasa en la cava unos 45 días para obtener el grado de maduración adecuado.
Es la segunda vez que estos quesos, elaborados en la granja de La Fondaña, obtienen un galardón en este certamen que llegaba este año a su vigésimo novena edición trasladándose desde Gran Bretaña, donde suele realizarse, hasta San Sebastián. Lo hizo batiendo el récord de participación con 3.061 quesos procedentes de 35 países de los cinco continentes ante un jurado de 260 expertos.
En su estancia en tierras vascas, los propietarios de la firma, Juan José Baró y su esposa Pilar Marqués, participaron en un taller con Pedro Subijana.
Dentro de la política de puertas abiertas de la firma, Quesos Benabarre puso en marcha hace unos meses una curiosa iniciativa de apadrinamiento de las cabritillas que tiene mucho éxito. Baró recuerda que la propuesta surgió por las repetidas preguntas acerca del nombre de las recién nacidas, algo que les animó a que fueran los visitantes más jóvenes quienes las bautizaran.
Más información en el Suplemento HERALDO DEL CAMPO