El centro de fauna de La Alfranca cumple 25 años

Más de 17.000 animales han pasado por sus instalaciones desde que fue creado hace 25 años. El Centro de Recuperación de la Fauna Silvestre de La Alfranca fue uno de los pioneros en España y, por su labor desde entonces, sigue formando parte del top ten de los centros nacionales. La última semana de noviembre se realizaron varias actividades conmemorativas con las que se cierran los actos del Año Internacional de la Biodiversidad en Aragón

Buitres en el centro de recuperación de fauna
Buitres en el centro de recuperación de fauna
HERALDO

El Centro de Recuperación de Fauna Silvestre del Gobierno de Aragón acaba de cumplir 25 años. Una buena fecha para repasar el recorrido este centro pionero en el panorama nacional, que comenzó su labor con el empuje de unos cuantos naturalistas aragoneses, algunos trabajando desde la Administración y otros desde las asociaciones, y con medios inicialmente muy precarios. Hasta que la antigua finca agropecuaria de La Alfranca fue recuperada de su estado de ruina para convertirla en centro ambiental, “los animales heridos o enfermos se alojaban en coches fuera de uso en unas naves de la administración pública en Juslibol”, recordaba Matilde Cabrera, quien participó en aquellos inicios, durante el acto conmemorativo celebrado el pasado 24 de noviembre, en el CIAMA, Centro Internacional del Agua y el Medio Ambiente, el complejo en el que se ubica el centro de fauna.


En aquellas primeras épocas, los ‘pacientes’ eran atendidos por la buena voluntad del veterinario, José María Cruz Ruiz, que facilitaba los tratamientos para los animales, “en una época en la que los veterinarios no eran formados para saber atender a la fauna silvestre”, explicaba Cabrera. Cruz Ruiz fue uno de los homenajeados en el acto conmemorativo, en el que se quiso representar la trayectoria del centro en los trabajadores que han pasado por él y otras personas que han participado en su desarrollo.


HOMENAJE

No hubo placas, sino catorce pequeñas esculturas del artista Francisco Ventura, representando con gran realismo un martín pescador, que los homenajeados recibieron de manos del consejero de Medio Ambiente, Alfredo Boné, quien señaló que “La Alfranca es ahora un centro moderno en su concepción, puntero en infraestructuras y tecnología, y con profesionales cualificados que se implican no sólo en el tratamiento de los animales que ingresan sino también en la sensibilización y concienciación de los ciudadanos en el respeto de las especies silvestres”.


Cuando fue creado en 1985, el centro atendía una media de 200 animales al año. En aquellos momentos, no tan lejanos, comenzaba a surgir un incipiente interés social por la naturaleza, todavía en lucha con la tradiciónal visión que se había tenido hasta entonces de los animales como alimañas a las que habia que combatir. Una visión que era alentada desde los propios poderes públicos, que ofrecían recompensas a quien cazase un oso o un lobo o un zorro, o abatiese una rapaz.


El cambio de sensibilidad social y el impulso conservacionista de la Administración ha hecho que hoy en día, de esos doscientos animales se haya pasado a un promedio de 1.700 cada año. En total, a lo largo de su historia, han llegado al centro unos 17.390 ejemplares, que han sido recogidos oor Agentes de Proteccion de la Naturaleza, del Seprona y por los propios ciudadanos.


De los animales atendidos, las aves suponen más del 80%, con predominio de las especies rapaces. La mayor parte de los pájaros que llegan al centro de La Alfranca lo hacen por electrocuciones o por heridas al chocar contra el tendido eléctrico. Las medidas tomadas por el departamento en señalizacion de tendidos ha disminuido estas cifras pero, en cambio, han aumentado las heridas por colision contra aerogeneradores. Esta es una causa de mortalidad importantes entre las grandes rapaces, pero se calcula que tambien mueren por las aspas multitud de pequeños pajarillos, que no llegan a ser encontrados porque son devorados antes por sus predadores, siguiendo la cadena trófica natural.


Los mamíferos representan algo menos del 15% de los animales recibidos, y anfibios y reptiles suponen un 3% aproximadamente. “No quiere decir que a estos grupos les afectan menos las causas de muerte no naturales, sino que los mamíferos son más difíciles de encontrar”, explica Jesús Antonio Insausti, director del CIAMA. “Cuando se encuentran mal acuden a sus madrigueras y se esconden, por lo que, si mueren allí, ya no se les encuentra”, señala. A no ser que sean atropellados, una de las causas por las que hay también más rescates de reptiles. Como en otros casos, los restos de serpientes y anfibios muchas veces no llegan a hallarse porque antes se han convertido se han convertido en alimento para otro animal.


Con todo, lo que más preocupa al director son los animales que mueren por envenenamiento. “Estas muertes están causadas con intencionalidad, no son un accidente”, se lamenta Insausti. “Todavía hay cazadores y ganaderos que ven en los animales un competidor y toman unas medidas que no son solo ilegales sino delitos perseguibles penalmente”, subraya.


Actualmente, las instalaciones del centro ocupan unos 10.000 m2. El edificio principal dispone de quirófano, sala de necropsias, almacén congelador, laboratorio, sala de incubadoras y hacedoras, cocina, sala de rayos X, unidad de cuidados intensivos y generador de emergencia; además de parques de vuelo, jaulas para aislamiento y hospitalización.


DEVUELTOS AL MEDIO NATURAL

Allí se da tratamiento a los animales que llegan vivos, aproximadamente la mitad. El 48% de estos ingresos son de animales vivos, de los que cerca del 50% son devueltos al medio natural. Para la otra mitad, tristemente la única solución es “la eutanasia; no tienen salida en otros centros y tampoco sirven para programas de reproducción porque en cautividad los animales se estresan muchísimo”, explica Insausti, quien no abandona un sueño: “Un lugar en el que los pudiéramos tener en jaulas y la gente pudiese verlos y que sirviesen para fines divulgativos”. “Muchos visitantes del CIAMA nos piden ver el centro de recuperación, pero esto es como un hospital, y no se puede entrar en la habitación de los pacientes”, explica Insausti. De momento, otro aspiración sí ha podido ser cumplida: “Hemos inaugurado una exposición dentro de CIAMA que, junto con una charla de los monitores, ayuda a comprender lo que es el centro de recuperación”.


Las instalaciones están preparadas para albergar hasta 400 animales, en épocas de máxima actividad, que son las de primavera y verano, coincidiendo con el momento de nidificación y cría de las aves. Estos días, el centro está tranquilo. Varias rapaces se recuperan en los parques de vuelo, una gineta es la única ocupante de la zona de mamíferos, los vasos de los reptiles están vacíos, al lado, algunas tortugas hibernan en el terrario. Un quebrantahuesos que ingresó con una grave infección al llevar clavado un casco de vaca en el tarso es el enfermo que exige más cuidados, esperemos qeu pronto vuelva a volar por los cielos de Aragón.


INSTALACIONES DEL CENTRO: 


RECUPERACIÓN

Estos buitres aguardaban en las instalaciones del centro antes de ser devueltos a su medio natural, algo que se hace lo más rápido posible pues la mayoría de las especies se estresan en cautividad. El centro, que depende del departamento de Medio Ambiente, se encuentra próximo a la Reserva Natural de los Galachos de La Alfranca, Pastriz, La Cartuja y el Burgo de Ebro.


SALA DE OPERACIONES

Los animales que llegan heridos son atendidos en esta sala, donde también se realizan las operaciones. Previamente se habrán realizado radiografías si es necesario (rotura de huesos, disparos...) y en las salas contiguas se efecturán análisis para determinar si el estado del animal permite la anestesia, si presenta infecciones... y para crear archivos genéticos de las espcies.


MARIONETAS

En la sala de incubación, el veterinario José Manuel Sánchez muestra una marioneta de cigueña al consejero de Medio Ambiente, Alfredo Boné, que se prueba una de cernícalo primilla. A_los pollos que son recuperados se les coloca detrás de las cortinillas y se les alimenta con marionetas de su especie. Si no, identificarían al cuidador como su progenitor y quedarían ‘improntados’.


INCUBADORA

La primavera es la estación en la que el centro registr amyor actividad sobre todo por los pollos y huevos que se recogen durante la época de reproducción de las aves. Es frecuente la llegada de pollos de aguilucho cenizo, que los agricultores encuentran cuando cosechan algun campo, o de cigoñinos de nidos retirados de algún tendido eléctrico.


SALA DE NECROPSIAS Y ARCHIVO DE ESQUELETOS

La Alfranca es un centro de referencia en la realización de necropsias a los animales que llegan muertos. Los datos que lleva años recopilando ofrecen una información valiosísima sobre las causas de mortalidad y la genética de las distintas especies. Sus veterinarios han creado un archivo de esqueletos que permite la identificación de cualquier resto animal por pequeño que sea.


RECINTOS ACONDICIONADOS

El veterinario Javier González observa uno de los recintos en los que se recuperan diversas aves a través de un visor que evita que los animales se sientan observados. Los pasillos interiores permiten alimentar y vigilar a los ejemplares sin que vean a los humanos, lo que les provocaría gran estrés. El centro es obra de los arquitectos Teófilo Martín y Antonio Martínez Galán.


AVES IMPRONTADAS

Un cernícalo primilla ‘improntado’  fue llevado al centro tras ser criado en cautividad por humanos. Los animales ‘improntados’ se creen tambien seres humanos, y es prácticamente imposible que puedan integrarse en la vida silvestre pues no se reconocen como integrantes de su especie y nunca se emparejarán con un congénere ni aprenderán a convivir con ellos.


PARQUES DE VUELO

La última fase, cuando a las aves que han llegado heridas ya se les ha retirado el vendaje, es soltarlas en los parques de vuelo, para que vayan ejercitándose hasta que sean devueltos al medio natural. En centro cuenta con 47 parques de vuelo, jaulas y recintos de todo tipo, que en épocas de máxima actividad permiten albergas hasta 400 animales.


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