VENEZUELA

Bajo el mandato de Hugo Chávez

Los diez últimos años de Venezuela coinciden casi con el Gobierno de Chávez, quien llegó en 1999. En este tiempo Venezuela ha cambiado notablemente. Ahora bien, los cambios se ven de una forma u otra según la óptica con la que se mire.


Está el caso del europeo harto de la sociedad capitalista reinante en Europa, en la que lo único que se hace semana tras semana es trabajar y trabajar para, básicamente, conseguir pagar una vivienda y enriquecer a los dueños de la empresa de turno. Siempre con la única esperanza de disfrutar de unos días de vacaciones. A pesar de esa deshumanizante vorágine de vida, se considera un afortunado porque su forma de vida (casi esclava) causa miles de pobres y hambrientos en el mundo. Al menos en Europa no se pasa hambre. Este europeo ve a Venezuela como una pequeña burbuja de esperanza a la tan injusta sociedad capitalista.


Al hablar del venezolano depende de su clase social. La clase alta en estos diez años ha perdido latifundios de su dudosa propiedad y ciertas empresas que generalmente no cumplían con los requisitos mínimos de cordura social. En general enviaban su dinero al extranjero. Actualmente lo siguen haciendo aunque revierte una parte al Estado debido al control monetario.


La clase media, escasa hace unos años en comparación con el porcentaje de clase media europea, es la que más ha padecido en estos diez años. Las medidas del Gobierno no se promulgaron en su contra. Pero muchas de ellas sí que se volvieron en su contra, en gran parte por la presión ejercida desde el exterior. Produjo el colapso de multitud de pequeñas y medianas empresas, sustento principal de esta clase media que las había sacado adelante con sobresaliente esfuerzo. Padecen el control monetario que casi imposibilita la compra de material en el extranjero y la inflación es extremadamente cruenta. De tal forma que este grupo en general sí que se siente mucho peor que hace diez años.


Por otro lado están las clases más bajas de la población, casi el 70% del país estaba por debajo del umbral de la pobreza hace algo más de diez años. Hoy en día ese porcentaje ha disminuido notablemente y además ya casi nadie pasa hambre en Venezuela. El Gobierno ha hecho un gran esfuerzo por dignificar las condiciones de vida de estas personas (la mayoría del país) con facilidades para la educación, sanidad, vivienda, alimentación, etc. Hasta tal punto que pueden ser desincentivadores de la actividad y ciertos sectores de la población se contentan con esperar a que lleguen nuevas ayudas. Esta supervivencia a base de subvenciones insostenible en cualquier lugar del mundo aquí se prolonga gracias al petróleo.


Cabe destacar que muchos de los perjuicios ocasionados son producto de la presión que ejercen otros organismos sobre el país. A lo que hay que añadir la brutal oposición reinante en Venezuela que prácticamente aboca a la mitad de la población en trabajar en contra del país. Se dan casos de boicot comercial como el de grandes empresas estadounidenses que se niegan a vender recambios a las máquinas hospitalarias de Venezuela por prescripción de la Casa Blanca. O los recientes casos desvelados por Wikileaks en donde los EE.UU. intentaron desprestigiar las medidas del Presidente Chávez (como la Misión Barrio Adentro).


En definitiva, Venezuela en estos años ha tratado de crear un sistema diferente. La teoría ha sido aceptable pero la práctica ha fallado notablemente. Y además se ha encontrado con una brutal oposición externa y también interna. No obstante para mucha gente sin ningún tipo de esperanza ni posibilidad los avances han sido notorios. Y, en cualquier caso, para un europeo la situación venezolana es inmensamente mejor a la esperada tras atender a los medios de comunicación del viejo continente.