El nivel de nitratos del Tastavins supera desde 2012 el máximo permitido por el exceso de purín

Un estudio considera "urgente" reabrir la planta de Peñarroya que obtiene energía del estiércol para afrontar el problema.

Varias granjas asoman entre la vegetación junto al cauce del río Matarraña en Beceite. javier de luna
Varias granjas asoman entre la vegetación junto al cauce del río Matarraña en Beceite. javier de luna
javier de luna

La contaminación por el vertido de purines es el principal problema ambiental de la cuenca del Matarraña y, en especial, de su afluente el Tastavins, con niveles de nitratos superiores al máximo permitido para el agua potable –50 milígramos por litro– desde 2012. La utilización de los excrementos del porcino para abono ha provocado la contaminación de acuíferos y altas concentraciones de nitratos en ríos como el Tastavins, que ha llegado a duplicar el máximo permito para el agua de consumo humano.


Un reciente estudio elaborado por la fundación Ecología y Desarrollo (Ecodes) sobre ‘El porcino intensivo en la cuenca del Matarraña’ alerta de que la situación ha llegado a un extremo que "afecta a la viabilidad de las explotaciones y tiene consecuencias sobre el agua de boca".


La creciente acumulación de nitratos procedentes del purín ha provocado problemas puntuales de contaminación en las captaciones municipales y, en 2013, desembocó en la declaración de los términos municipales de Monroyo, Peñarroya y Fuentespalda, todos en la subcuenca del Tastavins, como ‘zona vulnerable’, lo que comporta restricciones en el uso de purines como fertilizante.


Las incidencias derivadas del exceso de nitratos se han sucedido en los últimos años. En febrero de 2014, la Confederación Hidrográfica del Ebroregistró en la desembocadura en el Matarraña 111 milígramos de nitratos por litro, más del doble del tope fijado para el agua de consumo humano. La captación de agua de La Portellada del tramo final del Tastavins alcanzó en 2012 los 80 milígramos y fue declarada no potable.


El informe sobre la ganadería porcina de la comarca, elaborado dentro del Contrato del Río –acuerdo entre todos los agentes de la cuenca para conservar el Matarraña–, señala que las dos vías de aprovechamiento del purín que podrían minimizar su impacto ambiental (la fertilización de campos y la producción energética) tropiezan con graves inconvenientes. El uso del residuo ganadero como abono es el principal responsable de la contaminación de las aguas y la valorización energética no resulta viable con los recortes de ayudas aplicados por el Gobierno. De hecho, la planta de procesamiento construida en Peñarroya está cerrada desde enero de 2013 por falta de rentabilidad.


Los problemas ambientales se derivan de la especialización productiva en la porcinocultura, "uno de los principales sectores económicos" de la comarca. Los 26 pueblos de la cuenca –repartidos entre Teruel, Zaragoza y Tarragona– suman 355.173 plazas de porcino repartidas entre 287 explotaciones. El número de cabezas por hectárea cultivada –útil para uso del purín como abono– es de 15, cuatro veces más que la media aragonesa, 3,7.


El estudio alerta de "las dificultades" para aprovechar el purín como fertilizante debido a la "carencia de tierras agrarias" y el alto coste del transporte. La consecuencia del vertido excesivo de excrementos de porcino para fertilizar es la "elevada concentración de nitratos" en los acuíferos. Alerta de que la masa de agua subterránea ‘Puertos de Beceite’ sufre también la contaminación, aunque es especialmente grave en la subcuenca del Tastavins.


Plantea la necesidad de buscar "soluciones de consenso" para corregir la situación. El informe aboga por combinar el uso del purín como abono en los momentos más adecuados y en las cantidades que requieren los cultivos con el aprovechamiento para la producir energía y un "control riguroso" de las ampliaciones o construcciones de granjas.


Para Ecodes, "urge" reabrir la planta de cogeneración a partir de purines de Peñarroya. Plantea también incrementar la red de control de la calidad de las aguas, porque a pesar de la "ingente" cantidad de vertidos ganaderos los datos de las estaciones de vigilancia "no son excesivamente malos" salvo en casos concretos. Sospecha que el exceso de nitratos va a parar a "lugares fuera de control".