Como un cuento de ciencia-ficción

Se cumplen 25 años del lanzamiento del telescopio Hubble, que ha observado todo tipo de fenómenos en el zoo cósmico, desde galaxias recién nacidas hasta planetas en torno a estrellas distintas del sol.

Imagen tomada de  un exoplaneta con su estrella. Está tan próximo que completa una órbita en 10.5 horas.
Como un cuento de ciencia-ficción

El telescopio aspacial Hubble es el instrumento científico más popular de todos los tiempos. Su leyenda comenzó en la mañana del 25 de abril de 1990, cuando fue liberado de la bodega de carga del transbordador Discovery e inmediatamente después quedó en órbita terrestre. Allí, a 600 kilómetros de altura, y dando una vuelta a la Tierra cada 97 minutos.


El Hubble es una misión de la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) y se le puso ese nombre en homenaje a Edwin Hubble, el astrónomo más importante del siglo XX que cambió radicalmente la forma en que vemos el Universo. Fue diseñado para liberar a los astrónomos de una limitación que les había afectado desde los días de Galileo: la atmósfera de la Tierra, porque sus cambiantes bolsas de aire bloquean y distorsionan la luz, limitando la visión incluso de los instrumentos más potentes destinados a usarse en la Tierra. Así que las imágenes del Hubble han sido la realidad de un cuento de ciencia-ficción, como reza la canción de ‘Llamando a la tierra’ (versión de MClan de la impresionante ‘Serenade’, de Steve Miller Band). Porque han ayudado a fijar la edad del Universo (entre 13.000 y 14.000 millones de años); ha capturado imágenes de muchas galaxias antiguas en todas sus fases de evolución, lo que permite a los científicos retroceder al pasado de un Universo joven y en desarrollo, adentrarse en ese mundo que nunca llegamos a entender el resto de los mortales; y es fundamental en el descubrimiento de la energía oscura, una fuerza poco conocida pero omnipresente que anula la gravedad y contribuye a la continua expansión del Universo (de nuevo el Universo...), el mayor reto al que se enfrenta la cosmología en el siglo XXI. Porque la energía oscura está presente en todo el espacio y nos envuelve en nuestro día a día, aunque los científicos todavía no saben si nos afecta en nuestra cotidianidad. Estudiarla se ha convertido en una prioridad y en España se hace en Javalambre. Pero también mide las atmósferas de los planetas fuera de nuestro sistema solar, explorando su composición y registrando datos que algún día podrían servir para encontrar vida extraterrestre. Porque la hay, otra cosa es que sea como la hemos imaginado en libros y películas y puede que se quede simplemente en bacterias (o vaya usted a saber en qué). Una ilusión que tienen Juan Castiella, Físico especializado en Óptica, de la Agrupación Astronómica de Huesca. "Me encantaría que algún telescopio, igual en tierra que en el espacio (en Chile quieren hacer uno de más de 30 metros, que se va fuera de los tamaños actuales) descubriera un planeta extrasolar que pudiera medir en su atmósfera el oxígeno, porque los biólogos dicen que es donde hay vida, donde podría haber bacterias, y no de las primitivas". Castiella dice que el Hubble le ha hecho disfrutar mucho, y que, como el buen vino "ha mejorado con los años gracias a los constantes avances que le fueron implantando en los viajes de los transbordadores, cámaras más potentes que incluso ahora ofrecen detalles increíbles de las mismas imágenes hechas de nuevo con programas especiales".


El telescopio seguirá con vida unos 5 o 6 años más, pero su sucesor está en camino, porque ya no hay programas de transbordadores que lleven hasta allí a astronautas que lo modernicen. Es el ‘James Webb’ que se lanzará en el 2018 y que, gracias a su avanzada tecnología, estudiará la luz primordial de las galaxias más lejanas, que llegan al infrarrojo, y el hallazgo de otros planetas semejantes a la Tierra.


Mientras, Juan Castiella seguirá maravillándose "de las distintas formas del llamado ‘campo profundo’ que nos muestran que, al enfocar un trozo minúsculo del Universo, descubrimos que hay miles de galaxias. Es algo apabullante". Que nos hagan ver que somos una insignificancia en el Universo, como nos descubría aquella serie de los ochenta, ‘Cosmos’ –escrita y presentada por Carl Sagan–, que, como a Juan, hizo soñar a millones de personas.