Acusado por abusar de su hija desde los 11 años y dejarla embarazada dos veces
El fiscal, que pide 22 años de cárcel, considera que las agresiones sexuales eran casi diarias
El presunto responsable de esta incestuosa concatenación de delitos es un vecino de Zaragoza, Francisco D. J., para el que la Fiscalía acaba de solicitar una condena de 22 años de prisión. De hecho, le imputa hasta tres infracciones penales: un delito continuado de agresión sexual (por el que pide 15 años), otro de aborto (que sumaría otros 5) y un tercero de maltrato habitual (que supondría dos años más de cárcel). Como medidas accesorias, el ministerio público considera que el tribunal debería prohibir al procesado comunicarse o aproximarse a su hija durante un periodo de 26 años. De tal forma que, en caso de condena, prácticamente no volvería a verla.
La acusación particular, que ejerce la letrada Noemí González en defensa de los intereses de la víctima, todavía propondrá penas más severas. Porque los delitos que imputa al Francisco D. J. son los mismos que la Fiscalía, pero la condena que solicita es algo mayor: 26 años de prisión.
Según la acusación pública, el calvario de la niña comenzó en 2006, cuando supuestamente su padre empezó a obligarle a mantener relaciones sexuales contra su voluntad. Lo hizo aprovechándose de la autoridad que le otorgaba su condición de progenitor y de que ambos convivían bajo el mismo techo. Al parecer, para conseguir su propósito el hombre se valía de amenazas de muerte e incluso de agresiones físicas. Y en cuanto al tipo de abusos, la víctima ha declarado que eran relaciones completas, de lo que dan buena prueba los dos embarazos que tuvo con apenas año y medio de diferencia.
La primera vez que la chica se quedó en cinta fue en 2012, cuando esta tenía 17 años. Hecho que ha podido comprobarse gracias a la visita que padre e hija hicieron al Centro Municipal de Promoción de Salud para jóvenes del Ayuntamiento de Zaragoza el 25 de julio de aquel año. Cuando el personal del citado ambulatorio constató el estado de gestación de la entonces menor, su padre se encargó de adoptar medidas para que abortara, lo que finalmente consiguió.
Pero ni siquiera entonces, cuando fue consciente de las graves consecuencias que podían acarrear sus actos, Francisco D. J. se planteó la posibilidad de poner fin a su enfermiza conducta. Tanto es así, que el procesado siguió obligando a su hija a practicar sexo sin protección, lo que la condujo a un segundo embarazo que esta vez el acusado no logró impedir que acabara en alumbramiento.
También comparecerán en la vista oral los especialistas del Servicio Biológico del Instituto Nacional de Toxicología de Barcelona que practicaron el test de paternidad. Prueba genética que confirmó que, como siempre mantuvo la víctima, el padre de su bebé era el propio abuelo materno.
La gravedad de los hechos denunciados provocó la inmediata detención del presunto agresor, que compareció en el juzgado de guardia el 12 de diciembre de 2013. Con el atestado policial en la mano, la Fiscalía no dudó en solicitar prisión provisional para él. Y de hecho, todavía se encuentra privado de libertad en el centro penitenciario de Zuera. En cualquier caso, este hombre, al que defiende el letrado Pedro José Barrachina, siempre ha reivindicado su inocencia.