Carlos de Inglaterra: ¿el príncipe revolucionario?

Una biografía no autorizada le muestra dispuesto a cambiar radicalmente la monarquía

Carlos de Inglaterra.
Carlos de Inglaterra: ¿el príncipe revolucionario?

Hace poco más de un año, cuando aún se escuchaban los ecos de la ceremonia del bautizo del príncipe Jorge, y medio mundo escudriñaba las fotos que mostraban la larga lista de aspirantes al trono británico, el abuelo del recién llegado sorprendió a propios y extraños con una aparición estelar en la portada de la revista ‘Time’. Una entrevista exclusiva firmada por Catherine Mayer –‘El príncipe olvidado’ fue el título– desvelaba que el heredero de Isabel II no tiene prisa –ni ganas– por convertirse en rey y que le aterroriza que la muerte de su madre le obligue a aparcar todo aquello que verdaderamente le gusta, léase pintura, ecología y medio ambiente, arquitectura, fundaciones de caridad...


Carlos permitió entonces que la directora de la publicación estadounidense compartiera con él jornadas de trabajo, visitara su residencia en Clarence House y hablara con sus amigos . Era la forma de recuperar popularidad y de recordar que, por grande que sea el atasco sucesorio, solo hay un príncipe de Gales. Él. Aquello, sin embargo, no salió todo lo bien que le habría gustado. La Casa Real tardó minutos en precisar algunas de las conclusiones a las que había llegado la periodista; especialmente las que apuntaban a la falta de interés del príncipe por cumplir con los deberes y obligaciones que el destino le tiene reservados.


Un año después, Mayer ha vuelto a convulsionar a los británicos publicando ‘Carlos, el corazón de un rey’, una biografía no autorizada que ya ha movilizado a los abogados del heredero que analizan si entre sus páginas hay algo "grosero, falso o perjudicial". Mayer presenta a un príncipe dispuesto a dar un vuelco a la monarquía británica. Lo que la autora anuncia como "un nuevo estilo radical de monarquía para el que sus súbditos no estarían preparados". Algo que estaría quitando el sueño a la reina, temerosa de que su hijo olvide que su trabajo no consistirá en gobernar, sino en reinar, tal y como ella lleva haciendo desde hace más de seis décadas. Y es que, según ‘Carlos, el corazón de un rey’, el primogénito de Isabel II no tiene intención de aparcar sus múltiples campañas ni de abonarse a la discreción que ha caracterizado el mandato de su madre: "Me gustaría elevar las aspiraciones de la gente", asegura.