José Ignacio Canudo: “Mostraremos fósiles únicos, que solo se van a poder ver en Zaragoza”

El nuevo centro expositivo de la Universidad de Zaragoza, que se inaugurará próximamente, aspira a ser una referencia educativa en Aragón.

Canudo, junto a unos restos paleontológicos guardados en la Universidad
José Ignacio Canudo: “Mostraremos fósiles únicos, que solo se van a poder ver en Zaragoza”
Asier Alcorta

José Ignacio Canudo (Zaragoza, 1960) fue nombrado hace unos días director del Museo de Ciencias Naturales de la Universidad. Profesor titular de Paleontología, es un destacado investigador en dinosaurios y mamíferos. El museo es su nuevo reto.


Y por fin, el museo. Ha costado mucho que el proyecto cuajara.


Se ha ido gestando durante unos años sin que, por distintas circunstancias, llegara a salir adelante. Pero ahora ya es casi una realidad. Solo faltan pequeños detalles.


¿Cuáles son los argumentos de la exposición permanente? ¿Qué va a encontrar el público en el museo?


La exposición permanente se divide en dos partes. Una, que es la paleontólogica, quiere explicar lo que ha sido la historia de la vida en el planeta; otra, la colección Navás, muestra formas y organismos actuales. Se va a hacer un esfuerzo especial para mostrar al público fósiles recuperados por la Universidad de Zaragoza en sus múltiples investigaciones, y también por exhibir fósiles propios de Aragón.


¿En qué medida va a complementarse o chocar con Dinópolis?


Son proyectos diferentes entre los que apenas hay puntos de contacto. En cierto sentido eso es bueno, porque se complementan a la perfección. Queremos que quien visite el Museo de Ciencias Naturales se desplace también a Dinópolis. Y viceversa. Nuestro museo busca gestionar y conservar las colecciones propias de la Universidad y prestar un servicio a Zaragoza. Vamos a tener muy buenas relaciones con Dinópolis, como las vamos a tener con el resto de museos paleontológicos y de ciencias naturales de toda España.


¿Con qué fondos cuenta hoy?


La sección de paleontología tiene más de 100.000 ejemplares y la colección Longinos Navás, varios miles más, buena parte de ellos insectos. Lo que ocurre es que, lógicamente, no todo ese material tiene interés expositivo ni contamos con el espacio necesario para enseñarlo. La idea es ir mostrando todo en sucesivas exposiciones temporales.


¿Las piezas estelares del antiguo museo seguirán expuestas?


Claro. El cocodrilo de Ricla, las ranas de Libros, los mamíferos del Aragoniense, lo que ha aparecido en Murero... Todo eso estará, junto a otras piezas muy importantes que han aparecido en los últimos años y que no se han expuesto nunca al público. El museo se va a parecer a otros porque va a contar también con piezas clásicas (trilobites, amonites, cangrejos del Eoceno...), pero va a ser diferente, fundamentalmente porque mostrará fósiles que solo se van a poder ver aquí, en sus salas.


Mucha gente acudirá pensando que va a ver dinosaurios...


Habrá huesos de algún dinosaurio, claro, pero no será lo fundamental.


¿Qué ofrecerá el museo a la comunidad universitaria?


Mucho. Va a ser un instrumento útil para los estudiantes de Geología, Veterinaria, Paleontología... incluso de Periodismo o de Historia del Arte, porque a los alumnos que se están especializando en museos ya les estamos enseñando cómo lo estamos poniendo en marcha y cómo se va a gestionar. Este es un museo diferente, en el sentido de que nace en el seno de la Universidad, así que nuestro objetivo no es solo mostrar los materiales que atesoramos sino sobre todo estudiarlos o facilitar su estudio. Todos los años pasan por la facultad 30 o 40 investigadores de todo el mundo que quieren ver algunas de nuestras piezas; a partir de ahora lo harán a través del centro. Se ha solicitado al Consejo Internacional de Museos que lo incorpore a su listado en los apartados de Ciencias Naturales y Museos Universitarios, y eso es muy importante. Aquí no estamos acostumbrados a la existencia de museos universitarios, pero en el ámbito anglosajón –Oxford fue la primera en tenerlos– son muy frecuentes. Solo cuando investigas puedes divulgar bien, y en el museo se va a investigar, se van a preparar tesis doctorales.


¿Y a los escolares? ¿Qué les ofrecerá?


Son nuestra prioridad. Vamos a contactar con profesores y centros docentes para iniciar las visitas guiadas y estamos trabajando ya en el material didáctico que les acompañará. Nuestra idea es que cada escolar de Zaragoza, a lo largo de su etapa formativa y cuando lo consideren oportuno sus profesores, visite una o dos veces el museo. Y cuando digo ‘visitar’ no me refiero a ‘recorrer’: tienen que venir para reforzar conocimientos y para hacer cosas. Va a costar un poco porque hay que prepararlo todo muy bien y coordinarlo con los profesores.


¿Y a los simples aficionados?


Podrán contemplar piezas únicas, que no se pueden ver en ningún otro museo; y los que lleguen atraídos por las especies animales podrán disfrutar también de especímenes únicos. El apartado de insectos de la colección Navás, por ejemplo, es de una enorme importancia. Pero también se pueden ver ejemplares naturalizados de animales raros de ver en la Naturaleza, como la alondra de Dupont.


Usted es paleontólogo. ¿Dominará su especialidad a las ciencias naturales?


En absoluto. El museo es de ciencias naturales, no de paleontología, aunque nace con unas colecciones concretas. Pero nos vamos a esforzar en ofrecer una visión completa. La primera exposición temporal, o una de las primeras, se dedicará a los minerales. Va a ser un museo muy vivo, cambiará constantemente.