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Una de Victorino de saldo, desesperante para toreros y público

Fue la corrida de menos puntos de la Semana Grande donostiarra. Ferrera, sereno y templado, lo más destacado.

El diestro Diego Urdiales da un pase de muleta a uno de sus astados.
Una de Victorino de saldo, desesperante para toreros y público
JAVIER ETXEZARRETA/EFE

Victorino echó una de saldo. Toros sosos y apagados, como mucho de medias embestidas. Como mucho cuando alguno de los seis sacó cierto brío, caso del quinto, lo estropeó con las malas ideas. Pero fue sobre todo la falta de celo lo que marcó el envío. Los toreros, voluntariosos, no pudieron resolver con la nula aportación de los toros.

Solo Ferrera llegó a interesar en la medida que sus toros fueron menos renuentes. El espectáculo de las banderillas, en el que también hay que incluir a Padilla, pues compartieron ambos el segundo tercio en los dos primeros, fue lo más notable de la tarde. Los dos clavaron con exposición y facilidad. El último par de Ferrera al quinto, al cambio y por dentro, fue de nota alta.

También dentro de lo que cabe los 'victorinos' brindaron alguna posibilidad para el capote, convenientemente aprovechada por los tres toreros en los seis.

Lances estimables de Ferrera en su primero, al que Urdiales hizo quite por bonitas chicuelitas. Pero después de esto y las banderillas, se defendió el astado en la muleta, en un momento apuntando incluso a la hombrera del torero, que por mucho afán y valor que le echó no llegaría a estructurar faena.

El quinto, en el que otra vez Ferrera estuvo animoso, llegó también a la muleta repitiendo, pero ayuno de clase. Como mucho 'se tragaba' dos, y al tercero ya no.

Se pidió varias veces la música, pero el presidente no dio la orden.

El 'victorino' que abrió plaza estuvo agarrado al piso sin intención de tomar los engaños el tiempo que Padilla tardó en pensárselo antes de tomar la espada.

El de peor condición fue el cuarto. Padilla lo mató sin agobios, que no es poco. Urdiales interpretó también con gusto el toreo a la verónica, sobre todo en el tercero. Lances con muy buen estilo y mucha disposición. Pero en la muleta se paró el animal a las primeras de cambio. Y no hubo nada que hacer. El sexto daba cabezazos, descompuesto, y aquí se impuso otra vez el riojano a base de querer mucho, aunque se quedó en apuntes.

Corneado en un encierro

Un hombre de 56 años, natural de Barcelona, sufrió ayer dos cornadas en el encierro a caballo de la población salmantina de Fuenteguinaldo. Fue sometido a una intervención quirúrgica y su estado al cierre de esta edición era muy grave.