Simulador aéreo

Un Boeing 737 toma tierra en Montecanal

Pedro Sánchez, un aparejador zaragozano, decidió huir de la crisis con la creación de un singular negocio: un simulador, a escala real, de la cabina del avión más exitoso de la historia.

El simulador del Boeing 737-800, en acción.
Simulador del Boeing 737 en Montecanal
PABLO I. BLANCO

La crisis como oportunidad. Y la pasión por la aviación como argumento. Pedro Sánchez reflexionó en profundidad, valoró la idea durante un año. Hasta que tomó la decisión y se embarcó en un nuevo y nada convencional proyecto profesional: la instalación de un simulador, a escala real, de la cabina del Boeing 737, el avión más exitoso de la historia. “La creación del negocio fue una alternativa a mi profesión. Soy aparejador y la construcción está como está. Así que, como sabíamos que no había nada de este estilo en 300 kilómetros a la redonda, apostamos por montar este simulador”, reconoce el emprendedor. En la actualidad, su empresa –Aragón Simulación Aérea– se aproxima a su primer aniversario. Y, asegura, “el número de clientes sigue creciendo con el paso de los días”.


Al mal tiempo, buenas ideas. “Siempre he disfrutado con la aviación. De hecho, me llegué a sacar la licencia de piloto, aunque en mi caso se trata de una vocación frustrada”, asegura Sánchez, que no viaja en solitario. Su mujer, Angelines Navarro, se encarga de gestionar la agenda y Jaime Vidal, piloto comercial, colabora activamente en el negocio. En su local dan cabida a todo el mundo. “Vienen clientes de todo tipo: jóvenes, mayores, aficionados, profesionales… De todos ellos, el más habitual es el amante de la aviación que nunca ha tenido la posibilidad de conocer cómo es una cabina de avión. Aquí se lo mostramos. Además, explicamos cuál es el trabajo que se realiza dentro. Con nuestras indicaciones, el que viene puede llevar el avión”, subraya Sánchez.


El simulador es también un escaparate de vocaciones. “Nos visitan muchos jóvenes que quieren dedicarse a esto. No solo les enseñamos la cabina, sino que les explicamos cómo es el oficio, qué tipo de estudios se requieren, cuáles son sus salidas profesionales, qué escuelas hay en España…”, subraya el emprendedor zaragozano, que hace gala de un innegable espíritu didáctico. Desmenuza una y otra vez los procedimientos, describe al dedillo el funcionamiento de la aeronave, cada botón, cada dispositivo. Quizá sea esa la clave de la satisfacción con la que, dice, se marchan sus clientes: “La gente se va muy contenta, impresionada por el simulador. No todo el mundo tiene acceso a la cabina de un 737, por más que sea una réplica. La mayoría se sorprende por lo que ve”.


En el simulador del 737 –de la serie 800– coinciden públicos que, de partida, pueden parecer muy distantes. Para los aficionados, una hora de vuelo en la cabina puede constituir un regalo sugerente. Para los profesionales, tomar los mandos y pilotar el avión dentro del universo del Flight Simulator 2004 (el programa que ‘mueve’ la aeronave) resulta una ganga. Sus precios nada tienen que ver con el de los simuladores certificados. Obtener ese documento habría multiplicado la valiente inversión de Pedro Sánchez: la cabina del 737 cuesta más de 90.000 euros.


La empresa se ubica en Montecanal. “También recibimos público de fuera de Zaragoza. Esta zona es de fácil acceso y aparcamiento, algo que tuvimos muy en cuenta a la hora de establecer aquí el simulador”, indica Sánchez, que se muestra decidido a ampliar la dimensión de su empresa. Ahora ultiman un seminario sobre técnicas para controlar el miedo a volar: “Una psicóloga y un piloto de líneas aéreas explicarán las pautas para que aprender a controlar el miedo a volar”.