HERALDO ABIERTO

Última esperanza tras una vida de perros

La Asociación Solidaria Perrera de Movera alerta sobre el destino fatal de cientos de perros en el centro sanitario de ese barrio rural zaragozano, donde solo el 30% consigue salvarse gracias a las adopciones de particulares. Anualmente pasan por allí un millar de animales.

Mestizo de ocho meses.
Última esperanza tras una vida de perros
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El albergue sanitario de Movera, gestionado por la Diputación de Zaragoza, se encarga de la recogida de perros abandonados en toda la provincia. Se ocupa, además, del mantenimiento y custodia de estos animales y cuenta con un servicio de adopción. Si en un tiempo prudencial nadie se hace cargo de ellos, se procede a su sacrificio. A este respecto, fuentes de la DPZ señalan que "es una labor dolorosa que, lamentablemente, se debe efectuar. El albergue no es una guardería y el número de jaulas es limitado. Si los perros no son adoptados, no se puede hacer otra cosa".


Por este centro pasan anualmente un millar de perros de los que solo un tercio consigue salvar la vida gracias a las adopciones de particulares y a la labor desinteresada de varias asociaciones protectoras de animales. Una de ellas es la Asociación Solidaria Perrera de Movera, que difunde a través de su blog y su página de Facebook fotografías y fichas acerca de los canes que residen en el albergue y que todavía se pueden adoptar.


Sonia Salvador, miembro de esta asociación, recuerda que, además de este centro de Movera, también existe otro en La Cartuja. "Nos centramos en Movera porque es menos conocido. Queremos que la gente lo conozca y se anime a dar una segunda oportunidad a estos animales", explica.


En el albergue hay perros de distintas razas y edad, desde cachorros hasta ejemplares de varios años. Aunque la mayoría de estos canes son perros cazadores y de pastoreo.


Falta de control

Según Sonia Salvador, la situación actual se debe a que "no existen controles de natalidad eficientes y no se actúa con dureza frente a la irresponsabilidad de algunos dueños. Hace falta crear una mayor conciencia social ante este problema, con políticas de esterilización y con una legislación digna, más eficaz ante algunas prácticas que solo buscan hacer negocio a costa de estos pobres animales", comenta Sonia.


También la crisis propicia el creciente número de abandonos. En algunos casos, la difícil situación económica de los propietarios hace inviable afrontar los gastos veterinarios que pudieran ser necesarios, lo que lleva, en ocasiones, a que estos perros acaben en el albergue. Todavía hay tiempo para salvar a estas mascotas, que solo esperan vivir con dignidad el tiempo que les queda.