SALUD

Turistas temerarios

El 45% de europeos que viajan a destinos con riesgo medio-alto de hepatitis A y B lo hace sin vacunarse.

La mayoría de turistas infravalora sus riesgos de salud cuando viaja a destinos próximos a su lugar de residencia, lo que les hace desplazarse sin la protección adecuada ni las vacunas aconsejables. En el caso de las hepatitis A y B, cuyas consecuencias patológicas pueden prolongarse durante meses e incluso años, tal despreocupación se convierte en temeridad cuando se visitan zonas donde el peligro de infección por ambos virus es medio-alto. Y esas áreas no se limitan a los países de África, Asia y América Latina de conocida alta prevalencia, sino que alcanzan a destinos mediterráneos no europeos (Egipto, Marruecos, Túnez o Turquía) y a ciertos lugares del este (Bulgaria o Rumania) y hasta del sur del continente.


La advertencia procede de especialistas participantes en la Conferencia Noreuropea de Medicina del Viajero celebrada en Helsinki, donde el experto germano en medicina tropical Hans-Dieter Nothdurft se apoyó en un estudio en seis países europeos (Alemania, Bélgica, Finlandia, Holanda, Italia y el Reino Unido) para constatar tan peligroso descuido. En 2007, el 29% de las personas encuestadas había viajado a destinos con riesgo medio-alto de ambos tipos de hepatitis, pero casi la mitad (45%) no se había vacunado contra los dos virus (VHA y VHB) que originan esas enfermedades. El 85% de los viajeros en situación de riesgo ni siquiera era consciente de ello. Y el 87% pensaba repetir "destino peligroso" este año.


En el caso de España, la situación es parecida. Según un estudio de los expertos Rogelio López-Vélez y José María Bayas, más de la mitad de los viajeros a zonas de riesgo no había recibido ninguna vacuna, y el 27% ni siquiera había solicitado información sanitaria antes de viajar. A su vez, más de un tercio de quienes se desplazaban al África subsahariana no había recibido profilaxis contra la malaria.

Hepatitis de cuatro estrellas


Para subrayar la importancia de tomar precauciones, Nothdurf recordó un importante brote de hepatitis A que en 2004 afectó a 351 turistas de nueve países en un hotel egipcio de cuatro estrellas. El origen más probable resultó ser un simple zumo de naranja. Y la moraleja (el virus causante está siempre al acecho en la comida poco cocinada, el marisco crudo y el agua o el hielo contaminados) quedó clara al comprobar que ninguna de las personas afectadas estaba vacunada. Esa sencilla profilaxis les habría evitado una infección que resulta más peligrosa conforme la edad es más avanzada, porque la tasa de mortalidad ronda el 2% por encima de los 40 años y el 4% a partir de los 60.


Tampoco la hepatitis B es una broma, como lo demuestra su consideración de "asesina silenciosa" en ámbitos médicos. De hecho, llega a desembocaren cirrosis y cáncer de hígado y mata cada año a entre 500.000 y un millón de personas en todo el mundo; es la décima causa de muerte. El virus que la provoca, VHB, es 100 veces más contagioso que el VIH del sida (eso explica que haya 2.000 millones de infectados, de los que 350 a 400 millones han desarrollado hepatitis B crónica), y su transmisión es similar: madre a hijo, drogadicción intravenosa, sexo no protegido, transfusiones, pinchazos sanitarios accidentales y tatuajes y 'piercings' sin la higiene adecuada.


Portadores del virus


También en este caso existe una vacuna eficaz (y barata: apenas cuesta 2,5 céntimos), imprescindible para protegerse cuando se viaja a países endémicos donde pueden presentarse situaciones de riesgo tan elementales como el tratamiento de una herida, una visita al dentista o un afeitado en una barbería. Pero la profilaxis de la hepatitis B también es aconsejable en los calendarios vacunales infantiles y adolescentes, ya que la mayoría de niños y algunos adultos infectados permanecerán durante años como portadores asintomáticos del virus y, por tanto, potenciales transmisores del mismo.


En la reunión europea de Helsinki, el experto suizo en enfermedades transmisibles Robert Steffen apuntó otros riesgos de contraer hepatitis A asociados al ejercicio profesional y al padecimiento de dolencias hepáticas. En cuanto a estrategias de prevención, apostó por la inclusión en los programas vacunales de la profilaxis contra el VHA causante de esa enfermedad, que a su juicio es más coste-efectiva que la vacunación en situaciones de riesgo como los viajes a zonas endémicas, que, a la vista de los resultados citados al principio, se ha demostrado insatisfactoria. Además, ese enfoque se ve facilitado por la existencia de una vacuna combinada eficaz frente a las hepatitis A y B.