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Timy busca, de nuevo, un hogar de acogida

Chus Bautista abraza a Timy en su casa de acogida.
Timy busca, de nuevo, un hogar de acogida
L. B.

Timy necesita de nuevo un hogar. Este cocker de casi cinco años, de color marrón y blanco, permanece con una familia de acogida a la espera de encontrar a alguien que se haga cargo de él y lo adopte. Su historia, que no ha estado exenta de desgracias, fue dada a conocer hace dos años y medio en estas mismas páginas. Entonces, desnutrido y enfermo de lismania, buscaba una oportunidad. Hoy, cuando parecía que todo había tenido un final feliz, sigue esperando que cambie su suerte.


La opinión pública conoció a este perro en enero de 2007. Llegó a la Sociedad Protectora de Animales de Jaca en muy mal estado: pesaba solo 6 kilos (cuando lo normal es el doble), estaba sucio, tenía lismania... (una enfermedad que provoca alteraciones de la piel, anemia, problemas musculares, etc.).


Pasaba los días y las noches en el balcón del domicilio de su propietario sin recibir las atenciones necesarias. Un vecino llamó a los voluntarios. Descubrieron entonces que tenía hasta un hueso atravesado en el paladar que le impedía tragar. Su mala racha, sin embargo, había empezado antes. Sus primeros dueños lo compraron como un capricho para los niños y "cuando se cansaron de él, al año, lo regalaron", cuenta Chus Bautista, miembro de la sociedad protectora.


Tras hacerse cargo de Timy, lo llevaron al veterinario, lo trataron y mimaron y, gracias a las atenciones y al cariño de los voluntarios, fue saliendo adelante. Nueve meses después de que fuera rescatado apareció una pareja dispuesta a cuidarlo. Al final, esta adopción tampoco funcionó, así que Timy sigue, de momento, en un hogar de acogida.


Bautista destaca que este cocker es sociable y bueno. Los voluntarios intentan ahora conseguir una familia a través de contactos con una asociación alemana, con la que ya han colaborado en anteriores ocasiones enviando perros para su adopción. "Allí la ley apoya a los animales", dice. En su opinión, "falta conciencia social" para evitar que se produzcan casos de maltrato. Tal y como apunta Chus Bautista, "el caso de Timy refleja una realidad en este país". "Muchos se dehacen de los perros con demasiada facilidad, como si fueran bicicletas", afirma indignada.


Su crítica va un poco más lejos: "Hay quien nos trae a sus perritos o los lleva a las perreras pensando que así no los abandona, pero no es cierto". Ella mantiene que es necesario actuar con responsabilidad para evitar luego situaciones de este tipo. "Conocemos casos tremendamente escalofriantes. Hace unos días fuimos a un pueblo porque nos llamó un señor que se quería deshacer de dos perros. Nos contó que los mataba ahorcándolos, porque había comprobado que en el río no se ahogaban. Es totalmente intolerable".