EN MADRID

Rescatan a un joven secuestrado por una banda que se hacían pasar por policías

La Policía ha rescatado a un joven de 23 años tras un secuestro que comenzó el 31 de julio y que termino felizmente al día siguiente. El joven se encontraba en una bodega subterránea anexa a una vivienda de la localidad madrileña de Pezuela de las Torres. Sus captores, que se hicieron pasar por policías, pedían un rescate de un millón de euros. Los agentes han detenido a seis personas. El joven fue encontrado esposado en la caseta. Unos vecinos de la localidad avisaron a la Policía, tras escuchar los gritos de socorro del joven.


Según ha explicado el padre del chico, su hijo abandonó el domicilio familiar sobre las 9 horas para dirigirse a la oficina de la empresa familiar en Madrid. Posteriormente, su padre intentó contactar con él telefónicamente, pero no obtuvo respuesta. Se decidió entonces a realizar él mismo el trayecto que debería haber hecho su hijo. Hacia las 10.30, encontró abandonado el vehículo que utilizaba su hijo en la carretera M-23 en sentido O'Donnell. El coche tenía las luces de emergencia activadas, las ventanillas bajadas y las llaves en su interior. Aproximadamente media hora más tarde, el padre recibió una llamada desde el móvil de su hijo, que le dijo: "papá, ha pasado algo muy feo". Enseguida escuchó la voz de un hombre desconocido que dijo que si quería volver a ver a su hijo debía "preparar" un millón de euros.


Tras ese primer contacto por parte de los secuestradores se sucedieron tres llamadas más ese día, que realizaron desde diferentes cabinas públicas. En todas estas llamadas presionaron al padre de la víctima y exigieron que les diese el dinero en poco tiempo, amenazándole incluso con matar al hijo. Tras 24 horas sin ninguna novedad, en la tarde del sábado 1 de agosto el padre recibió una llamada de la Guardia Civil comunicándole que su hijo había sido liberado y se encontraba en buen estado de salud.

Pidió auxilio


Los agentes habían sido requeridos por un vecino de la localidad de Pezuela de las Torres. Desde una casa cercana, había oído a una persona llorar y pedir auxilio desde una caseta exterior anexa a dicha vivienda. El joven fue encontrado engrilletado en la caseta, y comunicó a los agentes que se encontraba secuestrado desde el día anterior.


El joven contó que había sido abordado en la M-23 por lo que el creyó un vehículo policial. El coche tenía en el salpicadero una luz azul intermitente similar a la que utilizan los coches policiales camuflados. Posteriormente, uno de los supuestos policías le indicó que detuviera el vehículo. Creyendo que se trataba de verdaderos agentes, la víctima les obedeció y a continuación ambos individuos le dijeron que tenía que acompañarles y le engrilletaron.


Fue introducido en el asiento de atrás del coche. Fue entonces cuando sospechó que "algo iba mal" y que esas personas no eran policías. Posteriormente, le taparon la cabeza con un gorro, le obligaron a bajarla hasta las rodillas y le cubrieron con una manta. A partir de ese momento condujeron durante una hora hasta que llegaron a un lugar que parecía una casa de campo, donde le introdujeron en una especie de bodega.


La Guardia Civil dio cuenta del hallazgo a los especialistas encargados de la investigación, quienes acudieron al lugar de custodia, una bodega subterránea anexa a la vivienda. Allí, las primeras pesquisas dieron lugar a la detención de tres personas: la dueña de la casa, que ejercía las funciones de guarda del secuestrado, su hijo y la novia de éste.


Posteriormente se estableció un cordón policial por parte de la policía Nacional y la Guardia Civil destinado a localizar a otros posibles autores y a la espera de practicarse la entrada y registro e inspección ocular. Fue entonces cuando un individuo, al parecer escondido hasta el momento en el interior de la vivienda, intentó huir a bordo del automóvil identificado por la víctima como el utilizado en el secuestro. De esa forma, pudo ser arrestado.


Asimismo, se efectuaron diversas pesquisas que condujeron a la detención de dos personas más en la localidad de Rivas Vaciamadrid, uno de los asaltantes y el considerado autor intelectual del secuestro. Se trata de la primera vez en los últimos años que una banda de secuestradores usa la apariencia de policía para raptar a su víctima.


En la operación han participado agentes de la Policía Nacional de la Brigada Provincial de Policía Judicial de Madrid y de la Sección de Secuestros y Extorsiones de la Comisaría General de Policía Judicial así como efectivos de la Comandancia de Tres Cantos, y de los Puestos de Anchuelo y de Daganzo de la Guardia Civil.