EL FIN DE LAS VACACIONES

Recetario para una feliz vuelta al cole

Si la familia fomenta el optimismo y la alegría, el niño sabrá encontrar pronto las ventajas de volver a la rutina.

Se acerca la vuelta a la normalidad de los más pequeños.
Recetario para una feliz vuelta al cole
HERALDO

El término síndrome o depresión posvacacional se utiliza cada vez más y ahora se aplica, incluso, al 'bajón' que sufren los niños al cambiar las vacaciones por el cole. Pero referirse a "depresión" no es más que una manera de hablar, ya que realmente de lo que se trata es de una situación de malestar que se suele superar en poco tiempo. Si los padres recuperan las rutinas unos días antes de empezar las clases, el niño incluso tendrá ganas de volver al centro escolar.


El fin de las vacaciones supone un retorno a casa, con los juguetes y amigos de siempre, pero sobre todo, volver a los horarios ya conocidos. Los niños, igual que los adultos cuando vuelven al trabajo, sienten durante un tiempo síntomas como decaimiento, tristeza, irascibilidad o mal humor.


"Si ha pasado un mes y los escolares no han superado ese cambio de situación, es cuando hay que acudir al especialista. Seguramente habrá otro motivo por el que actúen así", afirma la psicóloga Inés Arredondo.


De hecho, si algo caracteriza a un niño es su gran capacidad para adaptarse a los cambios positivos. Si la familia fomenta en el niño sentimientos de optimismo y alegría ante esta nueva situación, este tendrá más fácil encontrar la 'gracia' a su rutina: volver a jugar en su habitación, ver a sus amigos del colegio y poder compartir con ellos lo que ha descubierto durante el periodo estival.


Estrenar el nuevo material y la ropa escolar, contarle el verano al maestro o a la profesora pueden ser señuelos para hacer más llevadera la vuelta a las aulas.


"Es aconsejable que los padres ayuden a sus hijos a recuperar la rutina escolar por lo menos una semana antes de empezar el colegio", sugiere la psicóloga infantil Helga González.


Para que volver a la normalidad de las clases no suponga un choque, vienen bien algunos trucos. Por ejemplo, conviene ir ajustando poco a poco los horarios de las vacaciones con los de la época de colegio y restablecer, de forma progresiva, la hora de acostarse y despertarse. Esto ayudará a que el niño no acuda cansado, irritado o malhumorado el primer día.

También es aconsejable dedicar, unos días antes, un tiempo a repasar lo estudiado en el curso anterior. Bastaría con dar una ojeada a las tablas de multiplicar, y a algún tema de Lengua, de Conocimiento del Medio o de Inglés para evitar cualquier inseguridad que pueda sentir al iniciar un nuevo curso.


La compra de los libros y del material escolar, una especie de tortura para los padres, a ellos sin embargo les mentaliza de la proximidad de la vuelta al cole. Además, pueden aprovechar estos últimos días de vacaciones para algunas tareas que, misteriosamente, apasionan a los más pequeños: forrar los libros y poner su nombre en los cuadernos y carpetas por estrenar.


Si es posible que el niño entre en contacto con sus mejores amigos del cole unos días antes, ayudará a que vaya con más confianza y a que el primer día sea más llevadero. Romper un poco el hielo siempre viene bien.


"Y, lo fundamental, los padres no deben de dar tanta importancia a las quejas del niño, porque es de esperar que vuelva a casa el primer día contento y con muchas cosas que contar", añade Helga González.


Así que, aunque hay que intentar hacérsela lo más fácil posible, tampoco hay que preocuparse en exceso por el choque que pueda suponer la vuelta al cole para los pequeños. Ya se sabe que, al final, suelen ser ellos los que dan lecciones de adaptación y optimismo a los adultos. Muy aplicables, por cierto, a la vuelta al trabajo.


Es aconsejable ayudar a los niños a recuperar la rutina escolar por lo menos una semana antes de empezar