Nunca es tarde para perder el miedo a la bici

Con septiembre vuelve el cole también las clases de La Ciclería para que los adultos aprendan a circular sobre dos ruedas

Perico y las alumnas que ayer empezaban el curso para aprender a montar en bici en el parque de Torrerramona de Zaragoza.
Nunca es tarde para perder el miedo a la bici
juan carlos arcos

Era ayer día de vuelta al cole. Pero las aulas no solo se abrieron para los pequeños. Que se lo digan a Romi, Rosa o Adela, que ayer volvieron a dar clases de una asignatura pendiente: la bicicleta. Y a las diez de la mañana ya estaban preparadas y listas, aunque no del todo "ya". En la puerta de La Ciclería, donde comenzaban las clases, el monitor les decía que habría que empezar sin pedales para trabajar el equilibrio. Algo no siempre fácil. "Yo intenté hace tiempo aprender por mi cuenta, al lado de un seto? y me fui directa al seto", explicó con humor Rosa González. "Es que nunca hay que mirar al objeto con el que no quieras chocar; si lo miras, vas directo a él", le replicó su profesor. Las compañeras de Rosa la miraban comprensivas: todas coincidían en que el miedo ha retardado su aprendizaje sobre dos ruedas.

 

¿Y el motivo de retomarlo? También común: la familia. "Mis dos chicas saben -dijo Adela-. Cuando estamos por el pueblo, se van por ahí y me dan envidia". Por su parte, Rosa ya sabe qué hará en cuanto pueda: "Me iré de paseo con mi marido, que es el que más ganas tiene de que aprenda". Romi Indias también espera manejarse sola pronto. "Me hace ilusión y más en esta ciudad, con tanto carril bici como vamos a tener?", afirmó.

 

Liderando la expedición, el monitor Perico Ruiz Cebollada llevó a sus alumnas al parque de Torrerramona para que se lanzaran por una cuesta. Eso sí, sin pedales, y con los pies en el suelo. "Hoy trabajamos el equilibrio y aprendemos a frenar, a tomar contacto con el manillar", explicó. Una vez finalizado el curso, que dura ocho horas, los estudiantes son capaces de desenvolverse por su cuenta. "Menos uno que tuvimos, que tenía mucho miedo", recordó Perico.

 

No fue el caso de las alumnas de ayer. Unas cuantas bajadas a la cuesta y parece que la cosa fructificaba: "Me parece bien cómo hemos empezado. ¡Yo creí que hoy ya nos iban a lanzar!", comentó Rosa. A su lado, Romi también se mostraba satisfecha, aunque confesaba que le estaba costando "cogerle el punto al manillar".

 

Tras esta primera aproximación a la bici, a partir de las 11.00, La Ciclería tenía más cursos por impartir. Algunos, de aprendizaje, y otros de profundización o de circulación por ciudad. Desde que abrieron, en 2007, se han ocupado de gestionar todas las actividades que antes organizaba Recicleta, que ahora se ha quedado exclusivamente con taller y venta. "Programamos excursiones, realizamos un programa de bici en los colegios junto a la DGA y tenemos nuestra 'biciescuela", informó Perico. Unos cursos que tienen mucha aceptación entre las mujeres. "Hay de todo. Desde gente de 20 años a personas de 60. Y cada uno a su ritmo", detalló Perico. "Es que hay más gente mayor de lo que parece que aún no ha aprendido", le replicó Rosa. Ella, al menos, ya le ha puesto remedio.