HERALDO ABIERTO

"Da miedo ver la grúa allí parada en días de cierzo"

Algunos vecinos de Gómez Laguna se muestran preocupados por el emplazamiento de una grúa de 60 metros que lleva inactiva seis meses.

La grúa lleva casi medio año inactiva.
"Da miedo ver la grúa allí parada en días de cierzo"
ESTHER CASAS

Cumple todos los requisitos de seguridad y recibe revisiones periódicas, pero algunos vecinos se muestran preocupados por la imponente grúa que se levanta sobre sus cabezas hace cerca de medio año. Algunos, mucho, como Carmen Minguillón: "¿Quién me garantiza que la grúa no se vaya a caer? Lleva ya unos seis meses parada, expuesta al cierzo, a la lluvia, a los cambios de temperatura. Y, ahora, vamos de cara al verano. ¿Quién me dice a mí que, con las inclemencias climáticas, las juntas no se hayan dilatado y contraído?". Esta vecina, que vive en el último piso del número 54 de Gómez Laguna, observa con temor, desde su ventana, la grúa, que oscila azotada por los caprichos del cierzo, que en esta zona de Zaragoza sopla con fuerza.


Hace más de tres meses, la comunidad de vecinos de Vía Hispanidad 54, colindante con el solar donde se empezó a construir un centro oncológido en mayo del año pasado, se quejó en las páginas de HERALDO de la falta de seguridad de la obra (que llevaba parada dos meses), ya que solo una malla de plástico separaba el jardín de la urbanización del perímetro excavado con una profundidad de unos veinte metros. A raíz del reportaje, el solar se protegió con unas vallas opacas.


"Fue una solución temporal. De hecho, en un primer momento, ni siquiera estaban unidas las placas con tornillos. Los pusieron después. En los días de tanto viento, las vallas fueron soltándose, hasta el punto de que una de ellas se desprendió justo cuando mi hija pasaba por allí. Por suerte, no hubo que lamentar ningún daño", relata indignada Carmen. No pusieron ninguna reclamación, pero, a los días, las vallas opacas fueron sustituidas por otras metálicas de malla (las que se pueden ver en la fotografía que acompaña estas líneas), más resistentes al cierzo. "¿Pero qué pasa si algún día se mete por debajo un perro? ¿No iría a por él su dueño?", se cuestiona Carmen. "Entonces, se llevarán las manos a la cabeza", añade.


Una grúa de 60 metros


La mayor preocupación de Carmen, no obstante, es la grúa que sobrevuela sus cabezas. "Puedo comprender que la pluma de la grúa, por motivos de seguridad, tenga que oscilar de forma libre. Pero en días con vientos superiores a los 80 kilómetros por hora, da miedo ver cómo gira", cuenta. "Por muy supervisada que esté y aunque cumpla la normativa, no puede ser bueno que una grúa esté seis meses parada a la intemperie", dice Carmen.


Otro vecino de la zona, Alejandro Marcos, asegura que la constructora le comunicó hace unos meses que las obras se iban a retomar en 15 días aproximadamente. Sin embargo, nada se ha movido desde entonces. "Eso sí, no podemos quejarnos de la diligencia de la empresa, Estructuras Lorente, S. L. En cuanto llamamos para expresarles nuestra preocupación por algo de la obra, alguien de la constructora se acerca para echar un vistazo a la incidencia", admite Alejandro.


Desde el Ayuntamiento aseguran que la obra está todavía dentro de plazos, aunque en teoría, la ley marca que una grúa no puede estar más de seis meses parada. La constructora, Estructuras Lorente, S. L., garantiza la seguridad de la grúa y asegura que el retraso de la obra se debe a un cambio de diseño desde la promotora, y que todavía está a expensas de recibir los nuevos planos del proyecto.