DROGA

Medio centenar de empresarios de la comarca de Arousa, investigados por enriquecimiento ilícito

La Agencia Tributaria ha iniciado una investigación de las fortunas de más de 50 empresarios de la comarca pontevedresa de Arousa tras comprobar que sus declaraciones sobre el patrimonio presentaban zonas oscuras con respecto a su procedencia, lo que alimentó las sospechas de que podrían suponer un enriquecimiento ilícito.


La Fiscalía de la Audiencia de Pontevedra pretende determinar el origen del patrimonio de esas empresas una vez comprobado que la declaración de la renta de los titulares no se correspondía con el capital de sus empresas. Algunas de esas fortunas, presumiblemente amasadas de forma ilegal, superan los 20 millones de euros.


La investigación, además de perseguir un posible delito fiscal, pretende conseguir pruebas de la relación entre el presunto enriquecimiento ilícito de los investigados con el tráfico de drogas y completar así la nómina de intervenciones realizadas hasta la fecha para dificultar el blanqueo de capitales procedentes del tráfico de drogas.


Este es el caso de dos propiedades incautadas en los años 90 a dos familias de conocidos narcotraficantes arousanos, los Oubiña y los Charlines. La propiedad emblemática de Laureano Oubiña, el Pazo de Baión, ha sido adjudicada, precisamente hoy, a una cooperativa vinícola gallega, mientras otra, conocida como el Pazo de Vilarreal, sigue decomisada a la familia Charlín, tras la detención de su patriarca, Manuel Charlín Gama, en 1996.


Conocidos por todos


Con este tipo de actuaciones, las autoridades fiscales parecen haber entrado de lleno en la investigación de las fortunas de conocidos personajes gallegos que la "vox populi" lleva años señalando como narcotraficantes y cuyos vástagos suelen alardear de potentes automóviles y motocicletas, además de llevar su ostentación a la construcción de imponentes mansiones construidas en piedra de cantería y con una irresistible tendencia a semejarse a los antiguos pazos. Precisamente la ribera sur de la ría de Arousa, sobre todo en los municipios de Vilagarcía y Vilanova, es prolija en este tipo de edificaciones.


Con la llegada del euro, localidades como Vilagarcía de Arousa asistieron a la aparición de un exagerado número de empresas concesionarias de automóviles y motocicletas. Al parecer, el negocio de estos concesionarios era sustancioso, ya que frecuentemente sus clientes destrozaban los vehículos en accidentes de tráfico, sin más preocupación que la de volver a comprar otro modelo más actual. La proliferación de agencias inmobiliarias en Vilagarcía era también exagerada, para una población que en 2005 tenía 35.954 habitantes censados, aunque la mayoría de ellas ha desaparecido en los tres últimos años, como consecuencia de la presión sobre el dinero de los narcotraficantes y el "pinchazo de la burbuja inmobiliaria".