DANZA

Los nuevos pasos de Julia

Aprendió a bailar en Zaragoza y ahora mejora su técnica en la prestigiosa escuela John Cranko de Stuttgart.

Julia, en una de sus clases cuando se preparaba para entrar en la escuela alemana. Hoy, ya es un hecho
Los nuevos pasos de Julia
PATSY KUPPE-MATT

La profesora de danza de 'Fama' (la serie, no el 'reality') se lo advertía a sus alumnos: La fama cuesta. Se refería al éxito profesional, el que los alumnos de esa escuela de ficción ansiaban. Y el mismo que impulsa a la zaragozana Julia Bergua que, con 17 años, se prepara para ser una gran bailarina. De momento, sus pasos, y no solo los que da en el estudio, en la barra y ante el espejo, la han llevado lejos. Concretamente a Alemania, donde el pasado diciembre ingresó como alumna en la prestigiosa escuela de John Cranko, que pertenece al célebre Ballet de Stuttgart. "Es el Barça del ballet", opina Patsy Kuppe-Matt, que nació en la ciudad alemana, fue directora del extinto Ballet de Zaragoza y dio clases a Julia en el Conservatorio Municipal de Danza zaragozano. "Es un sitio muy selectivo, cuando hacen una audición acuden cientos de jóvenes de todas las partes del mundo", informa.


Patsy animó y ayudó a Julia a que se presentara a unas pruebas. Julia le hizo caso, y entró. Pero era provisional. Tras unas semanas en prueba, logró convertirse en alumna con todas las de la ley. "A pesar de que tuve una lesión y estuve parada casi un mes, trabajé duro en las clases y, en el examen, traté de disfrutar lo máximo por si era mi último día allí", cuenta la joven.


Está en uno de los últimos cursos, recibiendo formación técnica clásica, aunque también tocan el baile moderno y el flamenco. Y está contenta, pero resulta inevitable echar de menos Zaragoza. "La distancia es dura, pero mi familia quiere lo mejor para mí y están haciendo un esfuerzo importante, también económico", señala.


Más allá del dinero, la joven también debe esforzarse. En clases, por supuesto. Pero también con el alemán -"lo llevo mejor que cuando vine, pero es muy difícil?"- y con el Bachillerato, que estudia a distancia. "Nunca creí que echaría de menos a los profesores", cuenta Julia, que estudiaba baile por las mañanas en el Conservatorio Municipal y la Secundaria por las tardes en el Instituto Goya. "En un sitio empecé a bailar a los ocho años, en el otro recibí muy buena educación?", dice algo melancólica.


Pero no hay marcha atrás, y Patsy, que la ha amadrinado en esta aventura, y que la visitó como profesora invitada en el ballet de Stuttgart hace unas semanas, lo tiene claro: "Esto es una oportunidad especial. En danza, cada año cuenta, porque la carrera es corta y a los 35 ya empiezas a reciclarte", comenta. Se siente responsable del destino de Julia, pero, a la vez, confía en sus posibilidades: "Tiene un físico predestinado para la danza clásica. Y aprende rápido".


Una y otra lamentan la desaparición del Ballet de Zaragoza, que obliga a jóvenes promesas a buscarse las castañas lejos de Aragón. "Da mucha pena. Era una buena salida para los estudiantes", opina Julia, que no se arrepiente de haber optado por Alemania. "En Zaragoza, éramos pocos en los últimos cursos. Es mejor rodearse de más gente para impulsarte". Patsy está de acuerdo: "La competencia es importante a esa edad". Un consejo más de una profesora que, como Debbie Allen en la peli, sabe lo que cuesta la fama.