AJEDREZ

La mejor entre las más precoces

Yaiza Rupérez, integrante de la selección aragonesa de ajedrez en la categoría sub 8, venció en el Campeonato de España.

Yaiza Rupérez se concentra antes de mover las fichas blancas.
La mejor entre las más precoces
L. I.

«Le quedaba una ronda para ganar. Su hermano Antonio, de 12 años, le prometió que, si conseguía el triunfo, le regalaría su PlayStation. Olvidó a propósito advertirle de que era la ronda definitiva, la que le daría el título de campeona de España sub 8. Ganó y él se sintió partícipe. Fue nuestro cómplice. A Paula, su hermana melliza, tuvimos que explicarle que, esta vez, le tocaba ganar a Yaiza». El narrador es Javier Rupérez, orgulloso padre de tres apasionados y jovencísimos amantes del ajedrez. Residen en Almazán, Soria, pero acuden a competir a Zaragoza, a la escuela de Palacio de Pioneros. En el Nacional celebrado recientemente en Padrón, La Coruña, Yaiza -de 8 años de edad- fue la mejor entre las más precoces.

La historia de amor de estos tres pequeños y el ajedrez se inició de forma casi fortuita. «En un día de intensa nevada, para combatir el aburrimiento, sacamos un viejo tablero de ajedrez que teníamos en casa. Mi marido y yo sabemos cómo se mueven las piezas, y así arrancó todo. Antonio se aficionó ese mismo día, y a él le siguieron sus dos hermanas», recuerda Mari Carmen, madre de las criaturas, que entonces comenzó su particular romance con el ajedrez: «En Almazán no había forma de competir, así que empezamos a viajar para jugar en torneos. En uno de ellos conocimos a Luis Iglesias, de Palacio de Pioneros, que nos ofreció formar parte de su escuela. De esa manera pasamos a pertenecer a la Federación Aragonesa, que nos hizo sentirnos cómodos desde el primer día. Ahora, los niños tienen amigos allí y el ambiente es sensacional».

Yaiza y Paula tenían 6 años cuando descubrieron el ajedrez. Ahora tienen 8. La primera se proclamó campeona de España de su categoría hace dos semanas. Paula venció en el Campeonato de Aragón unos meses antes. Tienen madera. «Paula era quizá la favorita para el Nacional, pero la presión de sentirse observada por los responsables de tecnificación de la Federación Española de Ajedrez le pasó factura. Pese a ello finalizó novena. Yaiza jugó más suelta y acabó ganando», subraya su madre. El triunfo le otorga una plaza en los dos principales torneos de ámbito continental: el Campeonato de Europa y el de la Comunidad Económica Europea. Son distintos pero comparten algo: no verán allí a la pequeña Yaiza. «Le pagan el desplazamiento, el monitor y su estancia; pero no la de quienes le acompañamos. Viajar a Bulgaria, donde se celebra el Europeo, cuesta cerca de mil euros por persona. No nos lo podemos permitir. El dinero que gastaríamos en acudir lo emplearemos para que los tres niños puedan jugar todo el año», afirma Mari Carmen, en un claro reflejo de la cuota diaria de sacrificio que los padres han de realizar por la pasión de sus hijos: «Tener que viajar para competir implica que, prácticamente cada fin de semana, tengamos que desplazarnos para que los niños compitan. Es un sacrificio constante, económico y de tiempo. Mi marido es autónomo del sector de la construcción y yo estoy en el paro. Pasamos muchas horas en la carretera, con el gasto y el riesgo que conlleva. Pero compensa con creces. Los niños juegan, aprenden y, sobre todo, se divierten».

La familia no puede permitirse viajar a diario para que sus hijos se entrenen en la escuela de ajedrez de Zaragoza. Al menos, los hermanos se tienen entre sí para practicar. Y, en ocasiones, les toca competir, principalmente a las mellizas: «Tienen mucha rivalidad, se pican mucho. Últimamente, los partidos entre Paula y Yaiza acaban en tablas. Sin embargo, cuando no juegan entre sí se apoyan mucho», apostilla Javier, el padre, que reconoce que, a la campeona, le va bien en el colegio: «Es un poco gamberra, pero en los estudios responde. Este año ha finalizado 2º de Primaria. Intentamos inculcarle que, por encima del ajedrez, están sus obligaciones escolares. Esperemos que, a la larga, esto se le dé igual de bien».

Yaiza y su melliza Paula descubrieron el ajedrez a través de su hermano mayor