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La ley antitabaco cambiará los hábitos sociales

Los sociólogos consideran que el cambio será más drástico que en otros países, por las costumbres propias de los españoles. Creen que la adaptación será progresiva.

La ley antitabaco cambiará los hábitos sociales
La ley antitabaco cambiará los hábitos sociales
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Tomarse un café, echar la partida o bailar en una discoteca con un cigarro en la mano serán hábitos que pasarán a la historia a partir del 2 de enero. La entrada en vigor de la nueva ley antitabaco prohibirá fumar en los espacios públicos cerrados, en los accesos a los centros sanitarios y en las zonas infantiles y, según algunos expertos, marcará "un antes y un después" en las costumbres de miles de fumadores. Mucho se ha debatido sobre las posibles pérdidas económicas en el sector de la hostelería o los beneficios en la salud, ¿pero cómo será recibida la medida en la sociedad?


"En España este cambio va a ser mucho más importante que en otros países. No es lo mismo la idea de un bar en España que fuera. Es un espacio de relación e interrelación", manifiesta el sociólogo David Baringo, que recuerda que el aspecto social del tabaco merece un estudio más allá de la salud pública o de las cuestiones económicas de los sectores implicados, ya que lleva consigo un aspecto relacionado: el "encuentro con la gente".


Según explican algunos expertos, durante los últimos años ha habido una campaña ofensiva "creciente" contra los fumadores, que empezó de forma "simbólica" y ha desencadenado de una forma más drástica en esta ley. "En España tendrá más repercusión. Es más turística y se hace más vida en la calle. El impacto de la ley va a ser muy fuerte", afirma Baringo.


No obstante, tanto él como el presidente de la Asociación de Sociólogos de Zaragoza, Javier Rodríguez, creen que la implantación será "progresiva y tranquila". "A la larga se aceptará", asegura este último. De hecho, recuerdan que no hace tantos años se permitía fumar en los aviones, en los trenes o en el trabajo, lugares donde ahora lo consideramos "impensable". "Esta es una nueva frontera", apunta Baringo. A lo que añade: "No pienso que haya altercados, ni manifestaciones. No creo que se cree un movimiento en contra, habrá solo una resistencia pasiva. El primer año va a ser el de mayor impacto", señala.


Los más optimistas creen que la restricción animará a más de 10.000 aragoneses a dejar de fumar. Sin embargo, los sociólogos insisten en que el hábito no se va a eliminar y que los que decidan dejar este vicio en estos momentos (a medio o largo plazo se notará más) lo harán más motivados por la actual situación económica o el incremento del precio de las cajetillas de tabaco.


Cambios sociales


Pero la ley antitabaco conllevará un cambio en los hábitos sociales dignos de analizar. La prohibición en los establecimientos públicos cerrados (principalmente en bares y restaurantes) supondrá que se formen pequeños grupos de fumadores en la calle -como ahora pasa en algunos centros de trabajo-, que pueden originar algunos problemas sociales.


El primero y el que más preocupación genera entre los hosteleros y la ciudadanía es el ruido y las molestias que estas aglomeraciones en la calle puedan generar entre el vecindario. Especialmente, en las zonas de marcha donde se concentran varios bares o locales de ocio. Las administraciones públicas han emprendido una lucha en los últimos años contra la contaminación acústica.


Y, el segundo, la consumición de bebidas alcohólicas al aire libre, que ha sido 'controlada' en la capital aragonesa, por ejemplo, con la ordenanza cívica, aprobada hace más de un año.