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Jugar a fútbol sin porterías

Fernando Gómez, delante del nuevo campo de fútbol sin porterías del parque Bruil
Jugar a fútbol sin porterías
JUAN CARLOS ARCOS

El campo de futbito solía ser el punto más animado del parque Bruil, con partidos a todas horas entre chavales del barrio. Era un punto de encuentro y de convivencia. La pista estaba un poco vieja y la valla que la rodeaba se había deteriorado. Hace unos meses, el Ayuntamiento cerró el campo para hacer obras. Renovó el pavimento, puso un vallado nuevo y muy resistente… pero no volvió a colocar las porterías.


Fernando Gómez, profesor de instituto de 33 años, denunció esta situación a Heraldo Abierto. "Este campo solía ser un alegre centro de reunión y vida meses atrás. No tiene sentido que lo arreglen y lo dejen así. ¿Dónde están las porterías? Deberían haber preguntado a los que lo usaban. Los barrios necesitan pistas de deporte. El parque Bruil está a mitad de camino entre la Magdalena, Tenerías y Las Fuentes, y es muy frecuentado", afirma Fernando. Él era antes vecino de la zona y solía jugar en la pista de baloncesto, que también ha sido reformada. Fernando critica que el nuevo vallado del campo de baloncesto tampoco es funcional, porque es muy bajo y se escapa la pelota con facilidad.


Una pintada en el muro que rodea la pista de futbito hace hincapié en esta situación absurda: "¿Dónde está el campo de fútbol?". No hay porterías ni líneas en el suelo. Alguien ha pintado con rotulador unos postes en los barrotes y ha colocado unos adoquines en el suelo. Pero se usa mucho menos que antes.


"Me parece muy mal lo que han hecho. Aquí, por las tardes se juntaba mucha gente a jugar a fútbol. Hace varios meses que quitaron las porterías y el campo está vacío", se queja Bakari, gambiano. Muchos inmigrantes se reúnen en el parque Bruil.


Óscar Corella suele ir a jugar al parque con su hijo. "Antes íbamos a la pista de fútbol, pero sin porterías no es lo mismo. Con lo que se han gastado en el vallado, no será muy caro poner unas porterías. No tiene sentido", apunta este padre.


El parque Bruil es uno de los veteranos de la ciudad: era una finca particular, después pasó a manos del Ayuntamiento y se inauguró como parque en 1965. En los últimos años ha pasado por varias reformas y está bien cuidado: se han arreglado las riberas del Huerva, se han instalado nuevas zonas de juegos infantiles, se han renovado las pistas deportivas y otros espacios. Y próximamente, se acometerán más obras, con financiación del Fondo Estatal de Inversión Local.