DENUNCIA

"Es injusto que anulen nuestras bodas"

Dos aragoneses, Fernando López y Emilio Anadón, están luchando para que se reconozcan sus matrimonios con una dominicana y una colombiana, respectivamente. Los consulados de España en Santo Domingo y Bogotá consideran que son matrimonios de conveniencia.

Fernando López (izquierda) y Emilio Anadón piden que se reconozcan sus matrimonios.
"Es injusto que anulen nuestras bodas"
JOSÉ MIGUEL MARCO

Fernando López Sancho, alcañizano de 33 años, conoció a Dayren Rodríguez, dominicana de 28, en Alcañiz, en 2007. Su historia fue un flechazo y pronto se fueron a vivir juntos. El 26 de diciembre de 2008 se casaron en la República Dominicana. Emilio Anadón, zaragozano de 48 años, conoció a Ruth Orduz, colombiana de 44, en unas vacaciones en Cartagena de Indias en 1995. Perdió el contacto con ella y retomó la amistad en 2008, tras separarse de su primera mujer. La relación fue a más, empezaron a salir y se casaron en 2009 en Colombia. Los consulados de España en Santo Domingo y Bogotá han declarado nulos estos enlaces por considerarlos matrimonios de conveniencia.

Estos dos aragoneses comparten una historia de amor que ha chocado de frente con la burocracia. "Es una injusticia y un caso claro de inconstitucionalidad", denuncian. Forman parte de la Asociación pro Derechos de las Parejas a Distancia, que se está constituyendo a partir de un foro de afectados en internet. Ya hay más de un centenar de parejas asociadas y también han creado un grupo en Facebook, con más de 600 miembros.

"Pasamos un año de papeleo y entrevistas: ella, en Santo Domingo y yo, en Alcañiz", cuenta Fernando. Y el 1 de diciembre de 2009 recibió la carta del consulado, en la que "se deniega la solicitud de inscripción del matrimonio por inexistencia de relaciones previas; desconocimiento y contradicción en los datos de los contrayentes, y existir serias dudas de que vayan a convivir como pareja una vez que la ciudadana dominicana se encuentre en España".

Fernando, albañil y gerente de una pequeña empresa familiar, se indigna cuando lee la carta. "¡Pero si hemos vivido ya juntos un año en Alcañiz! Después, Dayren volvió a su país para solicitar el visado y venir de manera legal, pero le denegaron el permiso y decidimos adelantar los planes de boda", cuenta. Fernando presentó un recurso en diciembre de 2009 contra la resolución del consulado (con fotos, resguardos de envíos de dinero, etc.), pero aún no ha recibido respuesta. "Según datos del Ministerio de Justicia, en el último año y medio se han presentado más de 3.000 recursos contra la denegación de matrimonios mixtos, y solo se han resuelto favorablemente 400. Yo no tengo mucha confianza", señala.

Emilio y su mujer pasaron por los mismos trámites y entrevistas. "El trato es denigrante. A Ruth le preguntaron incluso por mi ropa interior y cómo me gusta hacer el amor", cuenta. Hace 15 días recibió la carta en la que se califica su boda de "matrimonio de complacencia". Y también ha presentado un recurso en el que incluye como pruebas más de 200 correos electrónicos, fotos y resguardos de envíos de dinero. "Hace un año, un abogado supuestamente vinculado al consulado le dijo a mi mujer que por 1.500 euros nos podía agilizar el proceso. Y hace poco, otra persona le propuso que por 6.000 euros nos arreglaba el 'problema'. No hemos pagado, pero conocemos a parejas que sí lo han hecho y les han dado los papeles", afirma.

"Es cierto que hay algunos matrimonios de conveniencia, pero que no nos hagan pagar a todos por ello. Nos sentimos estafados y maltratados. No solo queremos solucionar nuestros dos casos, hay más parejas en nuestra situación. Queremos que se reconozcan nuestros derechos", subrayan Emilio y Fernando, que han solicitado reuniones con el Justicia de Aragón, el Defensor del Pueblo y varios partidos políticos. "Han endurecido las políticas de inmigración y las parejas mixtas somos las víctimas. En el consulado de Santo Domingo nos reconocieron que tenían orden de denegar el 70% de los matrimonios", apunta Fernando.

Hasta que se resuelvan legalmente sus recursos, su única opción para estar con sus mujeres es ir a vivir a la República Dominicana y a Colombia. "Allí nuestros matrimonios sí que son reconocidos, pero en España no", señalan. Pero las dos parejas habían planeado vivir en España y es por lo que están luchando.

Emilio y Ruth quieren vivir unos años en Zaragoza para estar cerca de los hijos del primer matrimonio de él (de 10 y 14 años). Ruth está dispuesta a dejar su trabajo como jefa de recursos humanos en una empresa de productos médicos para reunirse con su marido, protésico dental. En el futuro, les gustaría instalarse en Colombia. Dayren no tiene trabajo en la República Dominicana y quiere vivir en Alcañiz con sus dos hijos, de 6 y 7 años, y Fernando.