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"Le iba a preguntar a Belloch: ¿qué pensaría si este fuera su negocio?"

Alfonso Bernalte, comerciante zaragozano de Las Fuentes, se siente "indignado" por los armarios de Eléctricas que han colocado justo delante de su tienda.

Alfonso Bernalte, junto a uno de los dos armarios que tapan la fachada de su tienda, Fotogenia.
"Le iba a preguntar a Belloch: ¿qué pensaría si este fuera su negocio?"
JOSÉ MIGUEL MARCO

Alfonso Bernalte Langarita, de 51 años, comerciante autónomo del barrio de Las Fuentes, en Zaragoza, llegó hace unos días después de comer a su tienda, Fotogenia, y se encontró con dos grandes armarios de Eléctricas instalados en la acera a escasos metros de la puerta y que tapaban todo el escaparate de la fachada, que da a la calle de Salvador Minguijón. "Desde el interior, lo único que veo es el 'armatoste' verde, y desde la acera de enfrente ni se ve mi tienda", critica Alfonso, que además lamenta la forma en que se llevó a cabo la instalación. "Lo hicieron al mediodía, a escondidas, cuando no había nadie en la tienda", denuncia.

 

No obstante, no fue una decisión tomada de la noche a la mañana. "Hace dos o tres meses, cuando vimos que estaban llevando los tubos, hablé con el jefe de obras y me dijeron que los armarios tenían que ir allí obligatoriamente", recuerda Alfonso, que lleva al frente de este negocio 23 años. "Pero, claro, nosotros no sabíamos realmente lo que iban a poner, desconocíamos el tamaño. Es ahora cuando vemos sus dimensiones, y tapa todo el escaparate. Si tuviera una fachada de diez metros, no me quejaría, pero mide tres", lamenta.

 

Alfonso Bernalte ha visto cómo las obras de Salvador Minguijón, que llevan medio año en marcha, han reducido el volumen de negocio: "Llegamos justos a fin de mes, y que ahora nos pase esto...". "Yo vivo de la imagen, la gente tiene que ver las fotos que hago para que se animen a entrar", arguye Alfonso, que se siente indignado por "la poca cabeza" que han tenido los ingenieros.

 

"En la siguiente manzana no hay ni una sola tienda, allí no molestaría a nadie", apunta Alfonso. "Además, aún me siento más engañado cuando uno de los responsables de Eléctricas me dijo que este armario podía estar en otro sitio perfectamente y que cómo lo habían puesto allí", denuncia Alfonso.

 

A falta de unas semanas para inaugurar la calle, este autónomo teme los efectos que pueda ocasionarle. "Yo no quiero incordiar y sé que ahora es más complicado que lo muevan, pero voy a tratar de llevar este asunto hasta donde haga falta porque esto es un desaguisado. En estos momentos de crisis, cualquier cliente potencial cuenta, y nosotros no podemos vivir solo de la clientela fija", dice. Precisamente, ayer pasó por allí de visita el alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, y Alfonso aprovechó para plantearle su problema. "Le iba a preguntar al alcalde: '¿Qué pensaría si esto fuera su negocio?'. Pero como iba muy atareado, me ha emplazado para más tarde", explica Alfonso.

 

Finalmente, acudieron otros responsables, quienes estuvieron una hora revisando el problema. "Han mostrado interés y me han asegurado que intentarán arreglarlo. Predisposición se les veía", dice.

 

Lo que molesta a Alfonso es que durante las obras nadie se dignara a valorar su problema. "Quiero creer que para casos excepcionales debe haber soluciones excepcionales", señala. Desde el Ayuntamiento, aseguran que, dentro de la medida de lo posible, se tienen en cuenta las peticiones ciudadanas. "Si se puede hacer algo, se hará", aseguran.

 

Alfonso sabe que ahora será complicado cambiarlo, pero está dispuesto a luchar por ello. "Quiero pensar que lo voy a conseguir. Mi esperanza es que se haga antes de que se inaugure la calle. Y si no, habrá que morir con esto", sentencia. Para él, solo hace falta que alguien dé la orden.