SOLIDARIDAD

El comercio justo afianza su clientela y dobla las ventas en tan solo un año

El sello Fairtrade certifica que estas prácticas, aún jóvenes, tienen un aumento espectacular en todo el mundo, más acentuado en España. "Tenemos consumidores habituales", dicen en las tiendas aragonesas

En un mundo imperfecto, el comercio tradicional pocas veces beneficia a los más desfavorecidos, y casi siempre acentúa las diferencias entre los países ricos y pobres. Esta situación puede cambiarse a través de la práctica del comercio justo, una herramienta de cooperación dirigida a fomentar el desarrollo de los productores en los países del sur. Cada vez son más los consumidores que así lo creen y optan por comprar productos con el sello Fairtrade-Comercio Justo. El valor de las ventas de este tipo de productos en España alcanzó los 3,9 millones de euros en 2007, un aumento del 105% en comparación con el año anterior.


En todo el mundo, esta cifra fue de 2.300 millones de euros, con un incremento del 47% respecto a 2006, según los datos publicados por la organización Fairtrade-Comercio Justo. Esto ha beneficiado a 1,5 millones de productores y trabajadores de 58 países del sur del planeta. Las ventas de azúcar y algodón con la citada etiqueta se duplicaron en un año, y las de café subieron un 19%.


Un trabajo limpio


Ofrecer un salario digno, evitar la explotación infantil, tener en cuenta la igualdad entre hombres y mujeres, respetar el medioambiente, reducir la cadena de intermediarios, destinar una parte de los beneficios a fines sociales como educación o sanidad y trabajar con organizaciones democráticas son los criterios que se deben seguir para cumplir con los requisitos del comercio justo.


En Aragón son muchas las tiendas que han adoptado el sello del comercio justo, a pesar de que en España es algo todavía relativamente joven, pues comenzó a implantarse en 2005. Los responsables de estos comercios coinciden en que el volumen de compras no es muy alto, "pero cada vez la gente está más concienciada y ya tenemos clientes habituales", asegura Mercedes Torrejón, técnico de la tienda de Cáritas en Zaragoza, La Artesa. Este establecimiento surgió para dar salida a los productos que se elaboran en los talleres sociolaborales de Cáritas y ahora también se venden en él artículos de comercio justo.


En La Artesa se pueden encontrar productos de Palestina y de Bolivia, porque es en estos lugares donde la ONG está desarrollando sus proyectos de cooperación internacional. Desde Palestina llegan todo tipo de productos bordados por mujeres, que tienen que mantener a su familia dado el elevado índice de paro que existe en la zona. En Bolivia también se trabaja con mujeres pero en este caso es un proyecto de formación para microempresarias que cultivan productos naturales, como el café, y elementos de artesanía con lana de alpaca.


La relación con las cooperativas del sur se establece a través de organizaciones distribuidoras de comercio justo, como Intermón Oxfam o Aternativa 3, ya que son ellas las que tienen el contacto con los productores. Por ejemplo, la tienda de Médicos Mundi de Aragón recibe productos de una "cooperativa de Lima que trabaja con artesanía", indica Conchita, una voluntaria. En otros casos, se venden artículos de varios países. En el establecimiento de Intermón Oxfam se pueden encontrar productos de Senegal, la India, México, y de muchas otras partes del mundo. Ana, una de las voluntarias que se ocupa de la tienda, explica que los productos se elaboran en zonas en vías de desarrollo, pero que el proceso de manufactura se termina en países del norte, donde están todas las tecnologías necesarias.


Otro aspecto importante del comercio justo es que el precio de los productos lo fijan las cooperativas. En las tiendas se respetan y se incrementan tan solo para incorporar el IVA y para sufragar los gastos, pero en ocasiones, incluso, ni siquiera se obtienen ganancias. Este es el caso de La Artesa. En cambio, Médicos Mundi sí consigue beneficios, ya que estos sirven para invertir en los proyectos que lleva a cabo la organización.


Es posible que los artículos de comercio justo tengan un precio más elevado que los de los establecimientos tradicionales, pero hay que tener en cuenta que de este modo "se ayuda a la gente y, además, tienen una calidad más elevada", indica Raquel García, trabajadora de Suralia, una tienda de la Federación Aragonesa de Solidaridad.


Iniciativas de difusión


La tienda de comercio justo Suralia nació en 2005 en Zaragoza y, además de ser un lugar de venta y cafetería, también se encarga del servicio de cáterin del Centro Joaquín Roncal, lugar donde se ubica el establecimiento. Otra de las particularidades de Suralia es que trata de dar a conocer el concepto de comercio justo. Para ello se ofrecen charlas en colegios, institutos y centros sociolaborales. Además, como explica Raquel García, organizan jornadas de sensibilización en países pobres: el verano pasado en Senegal y el próximo mes de septiembre, en Ecuador.


También Cáritas organiza actos para concienciar sobre la necesidad de consumir productos que cumplan los requisitos del comercio justo. Pero en este caso son las parroquias las que se encargan, porque la tienda de esta ONG no tiene beneficios y "no se puede permitir gastar grandes sumas de dinero en promociones", comenta Mercedes Torrejón, técnico de La Artesa. En cualquier caso, la mayoría de los responsables de estos comercios coinciden en que gracias al "boca a oreja" cada vez hay más gente que conoce el comercio justo y se implica en él.