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Doble homenaje en forma de pajaritas

La Virgen del Pilar lució en la jornada de ayer un manto especial: no solo porque fue confeccionado en papel, sino también por la historia que lleva aparejado

La Virgen del Pilar, ayer, con su manto de papiroflexia.
Doble homenaje en forma de pajaritas
carlos moncín

Zaragoza. La Virgen del Pilar se refresca cada verano, coincidiendo con el día 6 de agosto, con una vestimenta más liviana. Aunque el hecho de que su manto sea más ligero precisamente esa jornada no quiere decir que esté menos elaborado que los que luce el resto del año.

Que se lo digan a Jorge Pardo, que ya hace un par de abriles se enroló en la titánica misión de confeccionar un manto a la patrona zaragozana solo con papel. Ni pegamento, ni celo. Solo papel. En total, 1.536 piezas superpuestas, a través de un módulo que inventó y que permite unir sin pegar, en una confección que rinde homenaje a las pajaritas por muchos motivos.

Según Jorge, el monumento a las pajaritas de Huesca de Ramón Acín es el más antiguo dedicado a una figura de papel. "Y, además -matiza-, es la figura tradicional en la papiroflexia occidental, cuando en Oriente es la grulla".

Por si fuera poco, la pajarita es símbolo de paz, y esa fue la intención primitiva del veterano Grupo Zaragozano de Papiroflexia, al hacer coincidir su ofrenda a la Virgen con la jornada de ayer, el día que cayó la bomba atómica sobre Hiroshima. "Tratamos de esta forma de rendir homenaje a las víctimas y, en especial, a Sadako Sasaki, una niña japonesa que padeció leucemia tras detonarse la bomba y que quiso pedir a los dioses su curación ofreciéndoles 1.000 grullas de papel", explica Jorge. Sadako murió cuando llevaba 664, pero sus amigos culminaron la tarea y se erigió un monumento en su recuerdo.

Al Cabildo del Pilar le pareció muy interesante la idea y este ha sido ya el tercer año que el manto de papel ha lucido radiante sobre la Virgen. "Es muy distinto a todos los demás -cuenta Jorge-. Cuando lo hicimos, el más peculiar era uno hecho de ganchillo". Al autor le costó casi cien horas de trabajo, y muchas más de organización previa.

La singularidad de esta indumentaria va más allá del material con que está confeccionada porque, como explica Jorge Pardo, "tiene algo de volumen, no es como el resto de mantos, que son planos". Por todas estas características, en el Pilar lo tienen que guardar en una caja especial de madera creada al efecto, porque no se puede colocar junto a los demás, que se encuentran apilados unos encima de otros.

Mismo nombre, nuevos tiempos

Una idea más del activo Grupo Zaragozano de Papiroflexia, uno de los más veteranos del país, y que rinde homenaje al histórico grupo de plegadores que también se llamaba así en la década de los 50 del pasado siglo. De hecho, comparten con sus predecesores incluso el mismo lugar de reunión, de donde salen muchos de sus proyectos: el Café de Levante. A pesar de la denominación, la organización acoge también a aficionados y profesionales de todo el país e incluso cuenta con miembros de fuera de España.

Los que ayer se acercaron al Pilar ya eran algo veteranos en la contemplación de su manto. Pero, aun así, los papiroflectas zaragozanos aprovecharon la jornada de ayer para pasar a sus hijos y familiares más pequeños por el manto que ellos mismos configuraron. Y, seguro, no faltaron peticiones a la Virgen para pedirle protección para su próximo proyecto: la exposición internacional de papiroflexia que inaugurarán el próximo 17 de septiembre en el Centro de Historia, y que reunirá trabajos de grandes expertos en la materia. Más de sesenta autores procedentes de veinte países distintos convertirán la muestra de papiroflexia en la más importante nunca celebrada en España.