AGUA

Blanco rechaza cerrar la puerta al trasvase mientras el Gobierno insiste en que no se hará

El PSOE avisa que la solución se buscará en un acuerdo Cataluña-Estado. Narbona sigue a De la Vega y lo rechaza.

Un partido pero con un discurso con demasiados matices. El secretario de Organización del PSOE, José Blanco evitó ayer cerrar la puerta a un posible trasvase del Segre a Barcelona como solución a la sequía en Cataluña. El secretario de Organización argumentó que hay un "problema" y que es necesario buscar una "solución". A su juicio, el camino para encontrarla es un "acuerdo entre el Gobierno central y la Generalitat de Cataluña".


Si Blanco daba así alas a las tesis del PSC, la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, se las cortaba de forma taxativa al negarse poco después a cualquier trasvase y, por supuesto, al no tratar el asunto como si fuese legalmente posible hacerlo sólo de forma bilateral.


Blanco justificó su posición abierta en que "lo importante de verdad es que hay que garantizar el agua para los ciudadanos de Barcelona" y que hay una "necesidad derivada de una previsión de insuficiencia de agua". Además, para evitar líos y posibles contradicciones con alguno de sus dos dirigentes territoriales ahora enfrentados (Montilla e Iglesias), señaló que no iba "a entrar en el fondo".


La decisión de Blanco de circunscribir la decisión de cómo afrontar la sequía a un acuerdo a dos entre la Administración Central y la Generalitat cuestiona el Estatuto de Aragón, además del tradicional posicionamiento del PSOE en tema hídrico, que siempre ha dicho que garantizará que se tengan en cuenta las Comunidades de la cuenca afectada.


Más pegada a este discurso estuvo la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, que salió al auxilio de sus propios planteamientos y de los de Marcelino Iglesias.

Conversación telefónica


Narbona -que no cambió su agenda para reunirse con el consejero catalán de Medio Ambiente pese a que éste ya había anunciado la cita- habló por teléfono con el consejero Francesc Baltasar y le trasladó que su posición es que la propuesta del trasvase del Segre es inviable. Fuentes ministeriales dieron con esta postura zanjado el debate. La ministra siguió con la firmeza antitrasvasista que ya escenificó la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, el pasado viernes.


Narbona además propuso a la Generalitat que comprase derechos de agua de los agricultores, fórmula con la que se podría garantizar el abastecimiento sin tener que recurrir al trasvase.


El consejero catalán no se dio por enterado de la firmeza expresada por el Gobierno y respondió que no da por zanjado el asunto, sino que lo pospone unos días, hasta que José Luis Rodríguez Zapatero forme nuevo Gobierno (previsiblemente con la esperanza catalana de que Narbona no esté en él).

Informados "hace meses"


Además, desde la Generalitat se trasladó que el Ejecutivo central conocía "hace meses" y "por diversas vías" los planes de solventar el problema de abastecimiento de Barcelona con un trasvase desde el Segre, según informó ayer Efe.


Por último, respecto a la propuesta de comprar derechos de riego, Baltasar mostró su "sorpresa" ya que, según indicó, la posible "captación temporal" de agua del Segre sería entre octubre y primavera de 2009, fuera de la época de riego.


Además, el consejero llegó más lejos y hasta reinterpretó la propuesta de Narbona. Así, indicó que con estos planteamientos en realidad también apoyaría un trasvase. Desde la Generalitat se entiende que si se les invita a comprar derecho de agua de regantes es que se permite también un trasvase ya que ese agua habría que llevarla al Llobregat. "¿Si es ésta la solución, en dónde propone Medio Ambiente hacer la conexión?", se preguntaron ayer desde la Generalitat.


En caso de que el Gobierno catalán esté dispuesto a hacer el trasvase, este debate entre administraciones no debería durar mucho más, ya que si en unas semanas no se empiezan las obras no es seguro que el agua del hipotético trasvase pudiese llegar a Barcelona en septiembre.